Porco Rosso

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miércoles, 19 de diciembre de 2018

ROBIN HOOD de Otto Bathurst - 2018 - ("Robin Hood")


Robin de Loxley, un noble obligado a servir en las brutales Cruzadas, vuelve a su patria cansado de la guerra y encuentra con horror su castillo abandonado y su tierra en las garras del malvado sheriff de Nothingham. Para colmo, su amada, Marian, está con otro hombre y es la líder de un movimiento rebelde que actúa en las sombras para derrocar al tirano. Robin, sin embargo, ha sido seguido por alguien... Por un árabe que tiene una deuda con él y que le va a enseñar a luchar para defender a los suyos.


El británico Otto Bathurst, que se ha encargado de capítulos de series como "Black Mirror" o "Peaky Blinders", ha debutado en el largometraje con otra nueva versión de "Robin Hood" que trata de aprovechar el tirón del infame "Rey Arturo" de Guy Ritchie. Y nos deja muertos. Porque la verdad es que se esperaba algo más de él. Es más, se esperaba, por lo menos, algo digno. Porque esta película es una infamia de las grandes. El justiciero del bosque de Sherwood es Taron Edgerton ahora, y se mueve en una Edad Media anacrónica donde los nobles llevan chaquetas y bombines. En fin, cosas peores hemos visto. El menor problema es la estética, o que haya negros con rastas en Inglaterra en esos tiempos o antidisturbios equipados como en nuestros días: el problema gordo es que el argumento apesta y es ridículo. Little John es un árabe (Jaime Foxx cuesta abajo) que se pasea por Inglaterra como Pedro por su casa en pleno tiempo de las Cruzadas. Y el resto de los personajes son igual de tontos: Marian es una justiciera urbana de tres al cuarto, el padre Tuk es un secundario cómico infumable que dispara chascarrillos a la velocidad de la luz, el Sheriff es un villano de opereta y los otros caracteres directamente dan risa y cambian de alineación como de camisa.


Sumen a todo este tinglado un buen montón de diálogos estúpidos y vergonzantes, escenas de acción muy cutres (donde todo explota porque sí, y en la Edad Media, recuerden), giros de guión gratuitos e improvisados y una buena colección de escenas absolutamente bochornosas que incluyen unos escudos de metal que abren el fuego, unos árabes que tienen una suerte de ballestas-metralletas, unas minas donde hay columnas ardientes por la cara, un Robin Hood que esquiva flechas sin saber de dónde vienen o un Little John que deja su patria para meterse en la boca del lobo y que encima pasa tres kilos del asesino de su hijo. Entre otras lindezas. Película idiota y tonta, comercialidad desbocada en la peor de sus acepciones. Un truño, en fin.


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