Porco Rosso

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lunes, 13 de enero de 2014

EL PLANETA DE LOS SIMIOS de Franklin J. Schaffner - 1968 - ("Planet of the apes")


El astronauta George Taylor, un hombre desencantado con la vida y con la raza humana que desea apartarse de todo, se estrella con su tripulación en un misterioso planeta que parece estar completamente desierto. Junto a sus hombres empieza a explorarlo con cautela. Pronto, todos descubren que este planeta está habitado... Pero por nada que hayan visto hasta entonces.


Las películas que lanzaron a la fama definitiva a Franklin J. Schaffner fueron "El planeta de los simios" y la inmediatamente posterior "Patton". Algún día iré, como suelo hacer, hablando de su filmografía poco a poco desde el primer hasta el último filme. Comienzo comentándolo en este blog con esta obra maestra de la ciencia ficción que rodó en 1968. "El planeta de los simios", basado en la novela homónima del francés Pierre Boulle, fue una de esas películas que ayudó a que la ciencia ficción, un género que tardó en ser reconocido como se merece, fuese tomado por fin en serio tanto por la gran industria como por el público "general" (otras, entre tantas, fueron "Planeta Prohibido" o "La invasión de los ladrones de cuerpos", ambas de 1956, o la también mítica "2001. Una odisea del espacio"). Bajo una historia con toques de aventura y poderosamente evocadora en la que unos astronautas humanos desembarcan en un planeta dominado por simios se esconde una parábola de la condición humana y una alegoría de una época muy concreta, la Guerra Fría. En este ya mítico mundo en el que los humanos no pueden hablar y son tratados como animales por monos que sí que pueden hacerlo Franklin J. Schaffner disecciona asuntos muy variados pero que aparecen tratados de forma compacta y sin fisuras, con lucidez y coherencia.


Es admirable que en un metraje de poco menos de dos horas se trate de forma crítica el maltrato a los animales (poniendo al humano en su lugar, una ironía a la hora de ver el asunto que todavía sigue sorprendiendo), la violencia de cualquier sociedad anclada en el miedo, el racismo (de los simios hacia los humanos y de los simios entre ellos -están divididos en clases: chimpacés, gorilas, orangutanes...-), el especismo, el terror a lo desconocido, la censura, la intransigencia religiosa y de pensamiento en general, el desprecio a lo diferente y, como he dicho antes, la guerra y sus causas y consecuencias. Es absolutamente admirable además que una obra sea capaz de, cuarenta y cinco años después de su estreno, no perder, tristemente, actualidad. Todas las obras de arte de cualquier clase son producto de su tiempo y hay que juzgarlas según este tiempo (nunca he estado de acuerdo con los que emiten juicios de películas más o menos antiguas desde la óptica puramente actual y no creo en el concepto de "envejecimiento" salvo en muy contadas excepciones). Sin embargo, el mérito de cautivar y sacudir las entrañas como he dicho casi cincuenta años después de su nacimiento lo tienen pocas, y eso también se valora.


No hay que olvidar, tampoco, el buen trabajo de Schaffner en la dirección técnica. La ambientación de "El planeta de los simios" es una soberbia delicia; ese mundo primitivo y brutal, esa banda sonora enrarecida que mete al espectador de lleno en esos paisajes desolados... También lo son los inteligentísimos y lúcidos diálogos, y el ritmo que se imprime a la obra, y el diseño de las escenas de acción (el primer contacto con los simios está magistralmente llevado y es un momento que se queda grabado en la retina) y, por supuesto, su inolvidable y también mítico desenlace, una torta en la cara a la idiotez del ser humano que es un ejemplo perfecto de guión potente e impactante capaz de jugar con el espectador sin engañarle en ningún momento. Y, por supuesto, no olvido mencionar ni la maestría de los actores (Charlton Heston entrega otro de sus papeles que quedó para los anales) y sobre todo de los que son capaces de, embutidos en maquillaje, aterrorizar o conmover (el mítico Roddy McDowall, que se convertiría en el "rostro" más famoso de la saga, Kim Hunter, Maurice Evans...). Esta película no es un clásico porque sí. Si alguien todavía no la ha visto... ¡Que corra a hacerlo!