Como cada Navidad, la familia de Max se reúne para celebrar la fiesta y estar todos juntos: padres, hijos, tíos, sobrinos, abuelos. Sin embargo, en realidad es todo bastante hipócrita, porque muchos de ellos no se caen bien o directamente no se soportan. Esta Navidad, algo va a ocurrir... Y no va a ser precisamente un milagro navideño.
Si en "Truco o Trato" Michael Dougherty retrataba con sátira y mucho humor negro sobre todo la fiesta de Halloween, en "Krampus. Maldita Navidad" hace lo propio con la mencionada fiesta de Santa Claus de la mano de su "némesis": el Krampus. Este personaje mítico del folclore de algunos países alpinos es una suerte de monstruo que viene en Navidad a castigar a los niños que se han portado mal. En Austria es un muy popular y existía una fiesta en la que los mayores se disfrazaban de dicho personaje malévolo para asustar a los niños por las calles. La segunda película de Dougherty es muy gamberra y cachonda, y va sin ningún tipo de pretensiones a homenajear a las películas navideñas de siempre con un filtro turbio y negro y con toques de esas comedias ochenteras (está de moda, ya saben) estilo "Los Gremlins" en las que un grupo de monstruos atormentan a un grupo de humanos. Los monstruos son imaginativos, y los gags son muy divertidos. Sí que es cierto que el ritmo le falla: es demasiado larga para lo que cuenta y se hace repetitiva. Tampoco me convence su desenlace: es demasiado tópico, aunque tal vez es eso lo que busca el director, ser conscientemente tópico. Hay una cosa que me gusta mucho de "Krampus": sus efectos especiales, que o son analógicos en su mayor parte o, por lo menos, dan la impresión de serlo. El reparto también está muy bien: todos y todas tienen mucha gracia, en especial una Tony Collete muy chorra. El año que viene, Michael Dougherty cambia ligeramente de género para estrenar "Godzilla II: Rey de los Monstruos". A ver si supera a su desastrosa primera parte.
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