Porco Rosso

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domingo, 2 de septiembre de 2018

LOS EXTRAÑOS de Bryan Bertino - 2008 - ("The Strangers")


Kristen y James son una pareja que viene de la boda de unos amigos y que se quedan a pasar la noche en la segunda residencia del campo de la familia de él. Las cosas van mal entre ellos, y parece que no tienen visos de arreglarse. Mientras ven impotentes como su relación se va al garete, entre reproches y silencios, alguien llama a la puerta. Empieza una pesadilla mucho peor...


Bryan Bertino es un director especializado en cine de terror hasta la fecha que ha dirigido tres películas de diferente éxito y calidad: la comentada "Los extraños", "Mockingbird" y "El monstruo".


"Los extraños" es una de esas películas que, sin ser perfectas, han resultado interesantes desde un primer momento y, a pesar de sus críticas mixtas, se ha convertido en una película de culto que ha acabado teniendo una secuela (muy tardía, eso sí). Bryan Bertino debutaba en 2008 con ella y exploraba, tal vez superficialmente, pero con contundencia, la cultura de la violencia en los Estados Unidos. El filme es corto, y la trama extramadamente simple: es un slasher en el que una joven pareja es acosada por tres individuos enmascarados sádicos y brutales. Tiene ritmo, es potente, es bastante cruda y sangrienta y tiene algunas escenas que verdaderamente ponen los pelos de punta. Los actores son más que solventes (en especial Liv Tyler, que se adecua muy bien a un papel del que no hay mucho que sacar con solvencia) y la trama engancha desde el primer momento. Sí, como he dicho, todo daba para más, especialmente cuando hay una pretensión en el aire que yo veo bastante clara de hacer una lectura crítica de la mencionada cultura de la violencia en los USA, de la necesidad de matar de ciertos individuos y de la posibilidad de que cualquiera pueda vivir una situación como la que viven los dos protagonistas del filme en cualquier momento. Sin embargo, en sus apenas ochenta y cinco minutos, "Los extraños" sabe proponer un terror con un puntito interesante. Su desenlace, que pone los pelos de punta, la ha hecho además especialmente famosa. En crudeza Bryan Bertino no ahorra. Lástima que le falte un contexto más redondo para ser, por ejemplo, un "Funny Games". Pero funcionar, funciona.


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