Mónica tiene una relación muy complicada con su hija Clara, una adolescente diabética con problemas con la que apenas tiene comunicación y que la ve como a una madre tirana. Un día, Clara cae misteriosamente en un coma profundo... Y Mónica, para salvarla, hace un pacto con alguien... Un pacto con terribles consecuencias.
David Victori debuta en el largometraje con "El pacto", un thriller de terror lleno de buenas intenciones y con puntos muy interesantes que, sin embargo, desde mi punto de vista, naufraga finalmente. Ofrece una intriga sobrenatural que funciona en los primeros momentos, pero que termina resultando demasiado vulgar y tópica. Promete mucho más de lo que da, y aunque la metáfora del pacto que da nombre al filme está abierta a muchas interpretaciones (entre ellas he leído incluso por ahí a gente que la ha visto como el poder irresistible del capitalismo), yo por lo menos he echado de menos muchas más trazas de contexto. No una explicación directa que caiga en lo cutre, pero tal vez sí, desde luego, contexto: se puede sugerir mucho más de lo que aquí se hace. Por otra parte, la trama es abrupta, va a trompicones, y no termina de capturar del todo al espectador. Ciertos tópicos de sus respectivos géneros tampoco terminan por ayudar: algunas concesiones a los sustos facilones en espacios oscuros y a lugares comunes esperables para el público palomitero hacen más mal que bien a un conjunto que trata de ofrecer algo diferente. En la parte buena del filme, tenemos una excelente ambientación y fotografía, oscura y sobria, de lluvia y claroscuros, que funciona, y un plantel de actores muy entregado. Belén Rueda se ha encasillado bastante en el terror, no voy a decir que no, pero lo que entrega lo suele entregar con solvencia y aquí lo hace de nuevo muy bien. "El pacto" es un quiero y no puedo, un filme fallido, pero a pesar de todo rodado con oficio y con buenas ideas. Tal vez el siguiente del director mejore lo presente.
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