Año 2005. Manu Aranguren es un importante político vasco que viaja a Francia en representación del gobierno español para, en presencia de un mediador internacional, tratar de buscar, con un alto representante de ETA, una solución al conflicto de Euskadi. En la negociación todo es solemne y hasta tenso y violento. Manu, sin embargo, tiene un plan que cree que puede funcionar para poner fin a toda esta situación que lleva décadas desangrando a la sociedad en la que vive.
Borja Cobeaga me ha dado una patada en la boca. Sinceramente, no daba mucho por él en sus inicios, cuando dirigió la graciosa pero nada más "Pagafantas" y cuando pareció estancarse con el rollazo de "No controles". Sin embargo, me he tenido que tragar mis palabras, porque el director de San Sebastián nos ha regalado dos de las películas más importantes (muchas no hay tampoco) sobre el conflicto del País Vasco y la banda terrorista ETA de la historia: "Negociador" y la recién estrenada y polémica "Fe de etarras", que comentaré ya el próximo mes. "Negociador", que pasó por desgracia sin demasiado bombo en 2014 (o por lo menos, sin el bombo que una película de sus cualidades se merece), es una ficción basada en las negociaciones que mantuvo en los años 2005 y 2006 el presidente del PSE Vasco, Jesús Eguiguren, con los dirigentes etarras, y en su libro "ETA, las claves de la paz: confesiones del negociador". La película, una tragicomedia minimalista, narra esta negociación en clave corrosiva y emotiva y en apenas 80 minutos. Un fascinante e inolvidable Ramón Barea, llamado aquí Manu Aranguren, da vida al negociador de marras, un hombre que ha vivido toda su vida marcado por el conflicto vasco hasta en lo más cotidiano y que trata de llegar a un acuerdo con los dirigentes principales de la banda terrorista en Francia y con un mediador internacional. La novedad es que Manu trata de hacer todo esto con empatía, con comprensión incluso, tratando de hacerse colega y hasta amigo de su "rival" y de apelar a lo que tienen en común por encima de lo que tienen enfrentado. Borja Cobeada, sirviéndose de diálogos escuetos, de escenas pequeñas, de trazos de vida diaria, retrata este proceso con un humor a veces negro, a veces fino, a veces irónico y a veces tierno.
Hay momentos geniales e inolvidables en la trama, totalmente inesperados en un filme de este tipo. Dura poco, pero se pasa también volando por méritos propios. Y su desenlace es uno de los más emotivos del último cine español: pone los pelos de punta y es una llamada a la paz, a la tolerancia y a la reconciliación como pocas he visto sobre un tema tan peliagudo. El filme tiene además otras actuaciones como la de Carlos Areces que destacan para bien. "Negociador" es una vuelta de tuerca a algo que todos conocemos única, muy personal, sorprendente, y una nueva forma de ver un conflicto triste que ha desangrado durante décadas a la sociedad española y vasca totalmente sentida y llena de ansias de buscar soluciones y diálogos. Impresionante obrita minimalista.
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