Porco Rosso
jueves, 14 de diciembre de 2017
COCO de Lee Unkrich y Adrián Molina - 2017 - ("Coco")
Miguel Rivera es un niño apasionado por la música cuyo sueño es ser como Ernesto de la Cruz, su cantante y compositor preferido, una leyenda de la canción mexicana que murió joven aplastado por una campana durante un concierto. Sin embargo, su familia, que se dedica al negocio de los zapatos desde hace generaciones, odia profundamente todo lo que tenga que ver con la música a causa de un trauma del pasado y no está dispuesta a permitirle tocar ni una sola nota. Miguel, sin embargo, va a participar en secreto en el festival de talentos de su pueblo... Y algo maravilloso le va a ocurrir de improviso.
"Coco" es, tal como dicen tantos, una de las mejores películas de Pixar de los últimos tiempos, en los que la compañía animada lo cierto es que, a pesar de habernos dado joyas como "Inside Out" o la para mi muy buena "Buscando a Dory", ha descuidado algo su calidad con inexplicables mediocridades (para su nivel habitual) como "El viaje de Arlo" y con bodriazos para sacar pasta del merchandising como la infame "Cars III", esa cosa horrenda que estrenaron este último verano. "Coco", inspirada en las tradiciones del Día de los Muertos de México, a las que homenajea, contiene la fórmula simple pero a la vez mágica de las películas de Pixar, la que han olvidado ligeramente en los últimos tiempos: una historia muy simple, con un mensaje conservador incluso, pero perfectamente explotada para gustar a todos los públicos y perfectamente desarrollada para enviar su mensaje sin caer en pasteladas y demagogias baratas, algo que ha sido más propio siempre de su "colega" Disney (no siempre, no siempre, es cierto). Si bien es cierto (y a mi me chirría) que el mensaje que transmite "Coco" es excesivamente conservador (desde el punto de vista de que, como "Inside Out", es una apología de la familia biológica y exclusivamente biológica -parece que de verdad Disney haya metido las garras en la producción más de lo que debería-), es cierto también que está expuesto de forma lúcida, sin dar moralinas, y con asuntos que pivotan a su alrededor que están también tratados con destreza y sin efectismos como la honestidad, la rebeldía (el contrapeso al mencionado de la familia biológica), la creación artística, la persecución de los sueños, la muerte, las decepciones vitales, el olvido o el peso del pasado. También es cierto que critica a las familias invasivas que tratan de controlar a sus miembros con tradiciones absurdas y tiránicas que lastran sus ilusiones y carreras. Al César lo que es del César: no todo es conservadurismo.
Todo esto está en la película sazonado con humor, aventuras, una ambientación fantástica, una animación como siempre maravillosa y un drama que sobre todo está tratado con delicadeza y emotividad. "Coco" nos regala algunas de las escenas más preciosas del último cine animado norteamericano, escenas que ponen los pelos de punta y que verdaderamente tocan nuestra sensibilidad sin hacerlo de forma forzada. Es cierto que tiene algún fallo, en especial en lo referente a lagunas de guión y algunas cosas evidentes en su trama que podrían haberse manejado mejor para que la "intriga" fuese algo más afilada. Sin embargo, se le perdona. La última película de Pixar nos devuelve una vez más lo mejor de la compañía. A ver si nos dejamos ya de secuelas de "Cars" hechas como churros para vender mochilas a los niños pequeños y de mediocridades para pasar la gorra y nos centramos más en la animación de calidad.
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