Porco Rosso

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domingo, 27 de agosto de 2017

TRANSFORMERS: EL ÚLTIMO CABALLERO de Michael Bay - 2017 - ("Transformers: The Last Knight")


Las cosas entre los humanos y los transformers están peor que nunca y, para colmo, Optimus Prime ha desaparecido sin dejar rastro y muchos creen que no va a volver nunca más a la Tierra. Por si fuera poco, una amenaza ancestral como nunca antes ha conocido el planeta está a punto de llegar... Los terrícolas y los robots van a tener que volver a unir sus fuerzas si quieren sobrevivir...


Vuelve Michael Bay con su saga estrella, Transformers, y con su quinta parte, que nos trae de vuelta una vez más toda su pirotecnia absurda de siempre y todo su patrioterío para tontos de siempre, aunque ahora, por suerte, no nos comemos con patatas la sobredosis de barras y estrellas que nos comimos en la cuarta entrega, una película que claramente estaba orientada a animar a la población americanita en 2014, cuando se acababan de superar los peores años de la crisis mundial que nos ha azotado a todos en mayor o menos grado. Ahora el empleo en los USA y en Europa y en el mundo en general está bastante mejor y muchos dan ya por finiquitada la gran recesión mundial que estalló en 2008 y, curiosamente, como he dicho, "Transformers: El último caballero" es mucho, pero mucho menos patriótica que su antecesora. El resto está igual, no se hagan ilusiones de todas formas: personajes chorras, explosiones gratuitas, escenas de acción confusas, lagunas en la trama de la saga por todas partes, diálogos diarreicos y un humor lleno de gags de pura vergüenza ajena. Mark Whalberg repite como protagonista humano y gana mucho dinero pero también pierde muchos puntos de seriedad, y los robots habituales con alguno nuevo que no nos importa un pito están por ahí otra vez haciendo sus cabriolas y diciendo sus habituales frases fostiables. Hay personajes nuevos que tampoco nos importan un pepino (un grande como Anthony Hopkins se une a Whalberg en hacer el pamplina con un papel lamentable) y los robots dinosaurios que en la cuarta película eran lo más de lo más aquí sólo sirven para hacer el tonto un rato y ahora la última moda son unos transformers medievales de rollo artúrico, para aprovechar el tirón de la versión de las aventuras del Rey Arturo que este mismo verano ha estrenado Guy Ritchie y de camino vender nuevos muñequitos, que al fin y al cabo es de lo que se trataba de lograr con esta franquicia y con otras como la de los GI JOE desde sus entrañables inicios.


La historia de "Transformers: El último caballero" es un despropósito que da risa y que mezcla a los robots cansinos y molones de Bay con la historia del mencionado rey de Camelot con explicaciones que producen la hilaridad cuanto menos (si no te dan ganas de ponerte a llorar). Luego, tenemos un humor vergonzante (especialmente representado por ese robot mayordomo supuestamente chistoso al que dan ganas de desintegrar), tenemos glorificación a todo tren de la vida militar (marca de la casa), tenemos mucho fuego y mucho grito y mucha carrera imposible de corte de videojuego, tenemos incongruencias con las otras partes de la saga y faltan personajes (total, para qué se van a fijar en cuadrar bien los guiones si el público palomitero de los pueblos de la Norteamérica profunda ya se ha olvidado de todas ellas) y, por supuesto, un metraje al que le sobran por lo menos cuarenta y cinco minutos. Dos horas y media de robots dándose ostias y diciendo paridas es insoportable, aunque los efectos especiales sean preciosos (es cierto, al César lo que es del César). Valoración: basura (otra vez). Y me juego el cuello a que habrá sexta entrega.


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