Porco Rosso
miércoles, 30 de agosto de 2017
NÓMADAS de John McTiernan - 1986 - ("Nomads")
La doctora Eileen Flax recibe en el hospital en el que trabaja a un hombre moribundo, víctima de brutales heridas, que no para de delirar en francés. Destrozado, este hombre termina muriendo en urgencias. Eileen, poco después, empieza a sufrir alucinaciones... Que le muestran pedazos de la vida de esta persona misteriosa.
Es cierto que en sus últimos años cayó en picado con bodriazos como el remake de "Rollerball" y cosas como "Basic", y que lleva sin ponerse detrás de una cámara desde el año 2003, y que su vida es un desastre desde que en 2006 tuvo problemas con la ley por espiar a actores y ejecutivos de la industria americana y que en 2013 ingresó en prisión durante diez meses. Pero también es cierto que fue durante las décadas de los ochenta y los noventa uno de los mejores directores de cine de acción y de aventuras de Hollywood, autor de joyas como "Depredador", la primera y la tercera entregas de "La jungla de cristal" (las mejores de la saga con diferencia), "La caza del Octubre Rojo", "El último gran héroe" o "El guerrero número 13". Su primera película, muy desconocida y muy olvidada, no fue sin embargo ninguna maravilla: es más, fue hasta una bazofia que merecía morder el polvo. "Nómadas", estrenada en 1986, partía de una idea interesante (la de que las tribus urbanas de las grandes ciudades estaban emparentadas con los nómadas que viven en la naturaleza), pero se perdía completamente en un laberinto de tonterías y de explicaciones antropológicas chorras de andar por casa. No llegaba a ser thriller, no llegaba a ser película de terror, no llegaba a ser drama, no llegaba a ser filme sobrenatural al uso: era un batiburrillo de pamplinas donde se mezclaban a las referidas tribus urbanas (de corte punky, por supuesto) con los fantasmas, con las posesiones, con el onirismo y con la intriga sin ton ni son. La trama no tiene sentido, directamente. No hay explicación coherente a nada, los giros son confusos, los personajes van y vienen totalmente perdidos, los diálogos son malos y el desenlace es una broma de mal gusto. Los actores, entre los que como curiosidad estaba un joven Pierce Brosnan, están solamente regular para colmo. Se salva la ambientación enrarecida, más o menos conseguida aunque sin ser ninguna maravilla de la imaginación o la sugerencia, y la premisa, que en los inicios llega a resultar minimamente interesante (es original, de hecho). Pero nada más: el resto es un sinsentido infumable, aburrido hasta la extenuación, soporífero y tontaco a más no poder. Vale este filme para completistas de directores o como curiosidad, y nada más. Por suerte, John McTiernan nos regaló luego la mencionada "Depredador" y se redimió de sobra con ella y con las que vendrían después.
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