Porco Rosso

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domingo, 25 de junio de 2017

OCEAN'S THIRTEEN de Steven Soderbergh - 2007 - ("Ocean's Thirteen")


Reuben Tishkoff ha sufrido un ataque al corazón y está en el hospital en un estado muy delicado. El culpable es su socio, el rico empresario Willy Bank, un hombre sin escrúpulos que se la ha jugado y que se ha quedado con todos los derechos del gran hotel-casino que ambos estaban construyendo. Danny Ocean y sus amigos van a volver a unirse una vez más para dar una lección a Bank. Y las circunstancias les van a dar a un aliado nuevo y totalmente inesperado.


"Ocean's Thirteen": tercera parte de "Ocean's Eleven" y fin de saga anunciado por el propio Steven Soderbergh, que dijo en el momento del estreno del filme que sería ya el último y que la cosa se quedaría en trilogía (aunque cualquier día de estos con la moda de los retornos de franquicias míticas aparece "Ocean's Fourteen", si es que no lo hace un remake, que también están de moda, y de forma abusiva). Tenemos lo mismo que en sus antecesoras: la película es peor que la primera parte pero igual que la segunda. Repetición de fórmula. Se añade Al Pacino al elenco como estrella especial haciendo del tópico pero solvente malo de la función y tristemente la abandonan Julia Roberts y Catherine Zeta-Jones, lo cual es una pena porque "Ocean's Eleven" cuando funciona plenamente es con todo el reparto de estrellas original, que conformaban un grupo lleno de carisma y de química. Y con estas premisas, luego volvemos a tener como he dicho lo mismo de siempre: nuevo atraco perfecto de apariencia imposible, nuevas técnicas de robo retorcidas basadas en las viejas, soluciones de trama algo absurdas pero resultonas y que no dan un cante demasiado gordo, el humor elegante de siempre, guiños a las anteriores partes y los personajes graciosos de siempre (con retorno de secundarios como Vincent Cassel, que también tienen lugar para hacer su pirueta). Pretensiones cero. Esto encumbra al filme pero también le impide avanzar. Steven Soderbergh sabe que está rodando una película comercial palomitera llena de estrellas brillantes y cachondeo y es lo que se limita a rodar, aunque le de una visualidad muy bonita y un toque lleno de estilo y sofisticación. Varias generaciones de actores reunidas por última vez con ganas de pasárselo bien y hacer que el espectador se lo pase bien. Sorpresa ninguna, desagrado ninguno (si uno sabe lo que va a ver). Olvidable, pero digna. Esto es lo que hay: cine comercial del bueno, que no del perfecto. En conjunto, este incombustible, adicto al trabajo y siempre variado y muy arriesgado director que es Steven Soderbergh nos deja una trilogía bonita y aceptable.


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