Porco Rosso

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sábado, 3 de junio de 2017

DARK CITY de Alex Proyas - 1998 - ("Dark City")


John se despierta en la bañera del cuartucho de un viejo hotel. Es de noche y parece tener amnesia: no recuerda salvo escenas aisladas de algún lugar paradisíaco que no termina de recomponer en su mente. Pronto, descubre algo terrible: la policía le persigue. ¿Por qué? John está a punto de hacer un descubrimiento increíble y aterrador.


Estrenada justo un año antes que "Matrix", "Dark City", la mejor película de Alex Proyas con diferencia hasta la fecha, llegada a las salas tras el gran éxito de "El Cuervo", propone un universo similar al del filme de las hermanas Wachowski y una reinterpretación imaginativa desde el imaginario fantástico del Mito de la Caverna de Platón. "Dark City" es una de las obras maestras más importantes de su género y una película que en su día supo plantear una trama interesantísima y muy innovadora argumentalmente que, sin embargo, fue ensombrecida por el "boom" la de la mencionada "Matrix" y su revolución a nivel visual y de efectos especiales, por su inicialmente tibio recibimiento comercial y por las críticas mixtas. Poco a poco, sin embargo, gracias al videoclub, fue revalorizada y se terminó convirtiendo en el clásico de culto que merecía ser. Proyas hace un espléndido trabajo en ella tanto de ambientación como argumental. Tras un magnífico arranque (pasen de la versión para los catetos americanos que explica la historia en los primeros minutos: es una aberración que hace perder al filme todo su sentido), el espectador se sumerge en una trama negra que se mezcla con lo fantástico y que se hace preguntas sin cesar sobre la realidad y la ficción, sobre los sueños, sobre el valor de los recuerdos y sus diversas trampas (éste es uno de los asuntos principales), sobre la identidad, sobre la lucha del bien contra el mal y sobre la búsqueda de la libertad individual y colectiva. La simiente es más fantástica que la de "Matrix", pues no se hace mención a la realidad virtual o a la tecnología desbocada, que nunca es criticada, lo cual le valió ser considerada menos seria a "Dark City" de forma injusta. El estilo estético que nos regala Alex Proyas es genial, inolvidable: la ambientación onírica, los escenarios retorcidos que beben a la vez del ciberpunk, del género negro clásico, del expresionismo y del gótico se quedan en la memoria para siempre y alcanzan aquí la cumbre de su estilo, ya ensayado en "Spirits of the air, gremlins of the clouds" y en la mencionada "El Cuervo". Y los protagonistas, interpretados además por un elenco genial (qué poco valorado ha sido siempre un actorazo como Rufus Sewell), están maravillosos, así como esos villanos inolvidables con esa aura de Nosferatu llena de referencias e imaginación. "Dark City" ocupa hoy por suerte el lugar de culto que le corresponde. Es una de las películas fantásticas básicas de los noventa.


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