Porco Rosso
miércoles, 9 de marzo de 2016
VERANO DE CORRUPCIÓN de Bryan Singer - 1998 - ("Apt Pupil")
1984. Todd Bowden es un adolescente que va al instituto y que está obsesionado con el nazismo, sobre el cual no deja de leer y estudiar. Todd ha descubierto tras mucho investigar que un viejo aparentemente normal y apacible que vive en su barrio es en realidad un antiguo jefe de las SS responsable de la muerte de muchas personas en los campos de concentración. Todd va a intentar algo: chantajearlo con, si no le cuenta lo que él quiere, entregarle a las autoridades. Entre ambos va a surgir un juego sucio y oscuro... Y muy peligroso.
Bryan Singer debutó con la loable "Public Access", que comenté hace poco, y después terminó de despuntar con "Sospechosos habituales", que lanzó su carrera. Entre esta película y su debut en el cine de superhéroes con la primera aventura de los X-Men dirigió una cinta magnifica que no había comentado hasta ahora: "Verano de corrupción", de título original mucho más sugerente "Apt Pupil" y basada en una novela de Stephen King. La historia nos sitúa en la década de los ochenta y en la peligrosa aventura cotidiana de un inteligente y frío adolescente de instituto que descubre a un viejo nazi refugiado en los USA y que trata de chantajearle. Entre ambos se despliega una relación especial y brutal, de humillaciones, de juegos crueles y de chantajes mutuos. Bryan Singer sabe perfectamente desarrollar esta trama de thriller personal en la que bucea tanto en la historia de los horrores que tuvieron lugar en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial como en la construcción de un psicópata. No hablamos de un psicópata al uso, estrambótico o con extrañas filias, sino de un psicópata mucho más creíble, una persona predispuesta a matar y a hacer daño al más débil porque sí y que encuentra a veces en las estructuras sociales la excusa perfecta para hacerlo. El acercamiento cotidiano a esta clase de asesino, que podría ser nuestro vecino, es lo que más sorprende de "Verano de corrupción". Los diálogos son estupendos, el ritmo está cuadrado el milímetro, la tensión perfectamtente estirada y los momentos oníricos tienen el lugar importante que se merecen sin que se abuse de ellos.
En otro aspecto, y decisivo, está el dúo protagonista, un Brad Renfro (lástima que este actor no se haya explotado más) y un Ian McKellen soberbios, fascinantes, con una química inigualable y ambos perfectamente metidos en sus papeles crudos y mortales. Es un acierto, además, su desenlace, el cual no revelo pero que es del todo inolvidable. Bryan Singer, en su retrato social, contrapone además a los norteamericanos y a los nazis y las morales de cada cual y queda reflejada de forma muy lúcida y coherente la atracción que la ideología de los segundos puede ejercer en un país en el que muchos de sus habitantes están comidos por la búsqueda del éxito social y económico a toda costa. Escenas como la de la paloma o la del traje de las SS no se van de la mente con facilidad. Magnífica película es está "Verano de corrupción", una de las mejores de su director y algo eclipsada injustamente por el paso del tiempo y por otras obras más famosas suyas.
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