Porco Rosso

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sábado, 28 de febrero de 2015

EL FACTOR PILGRIM de Santi Amodeo y Alberto Rodríguez - 2000 - ("El Factor Pilgrim")


Francisco es un español que lleva un tiempo viviendo en Londres. Sus amigos son un italiano, un sueco y un inglés. Todos malviven de trapicheos sin demasiada importancia: esencialmente, recogen, compran y venden artilugios de segunda mano. Un día, a Francisco un hombre trajeado le ofrece una gran cantidad de dinero por una simple foto que ha comprado en el mercadillo. A partir de aquí, empieza una aventura delirante para Francisco y sus amigos.


Alberto Rodríguez y Santi Amodeo son dos de los mejores e indiscutibles valores del último cine español, aunque sus comienzos conjuntos en su debut en el largometraje "El Factor Pilgrim" estén completamente sobrevalorados. He escuchado toda clase de críticas buenas de esta película, con la que ambos debutaron, pero las bondades de esta producción la verdad es que yo no las veo por ninguna parte. Para empezar, tengo que decir que, al inicio del filme, los dos directores meten un chiste bastante desafortunado y lleno de tópicos cutres sobre la Costa del Sol, de la que uno de los personajes dice que "Ahí sólo van los viejos, los capullos y los mafiosos". Siendo yo de la Costa del Sol me toca los cataplines un chiste así de prejuicioso que encima viene de dos personas que no son de la referida Costa del Sol (ambos directores son sevillanos). ¿Se imaginan que alguien en una película soltase que "En Sevilla sólo hay pijos, cofrades y canis"? Los sevillanos se indignarían, ¿verdad?. Pues eso. Bueno, dejando a un lado esto, tengo que decir que "El Factor Pilgrim" me parece un timo. Su trama no va a ninguna parte: es una colección de chistes y situaciones supuestamente graciosas repetidas hasta la saciedad por un grupo de personajillos que van de guays y que se lo pasan muy bien viviendo en el Londres multicultural. Los gags, llenos de referencias "gafapastas" (especialmente a la música), salvo alguno que me desató alguna sonrisa, me parecen carentes de ingenio y, como ya he dicho, la historia de la película no va a ninguna parte. El desenlace es un despropósito en toda regla: ¿de verdad tanto mareo para esa tontería? ¿De verdad que la película termina aquí? ¿Se están riendo de mí o qué?


"El Factor Pilgrim", con una estética "indie", bebe del estilo visual, de montaje y humorístico de filmes como los del Guy Ritchie de principios del siglo o el primer Danny Boyle, el de "Trainspotting", aunque los directores le quitan el rollo turbio de gran parte de estas películas (los protagonistas ni se meten en líos importantes ni padecen adicciones mortales) y por supuesto toda su inventiva o su crítica social (algún ataque hay a los hippies burguesitos forrados de pasta, pero poco más). Dura apenas una hora y media tirando para lo bajo, pero se hace eterna en su reiteración constante de situaciones similares y sin gracia. A mi por lo menos no me dice nada una película como esta: a lo mejor tengo poco sentido del humor, aunque tampoco lo creo. Y eso que, como he dicho, me encantan sus dos directores, que por suerte, al separar sus caminos, entregarían muchas de las últimas grandes producciones del cine español.


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