El Niño y El Compi son dos jóvenes y buenos amigos de Algeciras que, como otros tantos, son víctimas de trabajos mal pagados y de un futuro sin demasiadas expectativas. Ambos deciden hacer algo peligroso para conseguir dinero abundante y rápido: iniciarse en el mundo del narcotráfico que late entre su ciudad y las costas de Marruecos. Ante ambos se abre un camino muy peligroso: no sólo por sus violentos compañeros de trabajo, sino también por los implacables agentes de la Policía Antidroga, que no les van a dar un segundo de respiro.
"El Niño", la nueva película de Daniel Monzón, ese director que sorprendió en 2009 con esa maravilla que es "Celda 211", es una buena película y un thriller de garra: es algo que no se puede dudar de ninguna de las maneras. Sin embargo, su desenlace me parece cortado de un tajo y bastante anclado en un callejón final sin salida. Me explico: "El Niño" es una radiogafía más sobre esos personajes que viven al filo del abismo diariamente en busca del poder y del dinero más fácil y rápido posible y sobre esos otros que los persiguen contra viento y marea. La película narra una historia en la que un joven cargado de ambición se convierte en un narco del Estrecho de Gibraltar y se mete en variopintos problemas. Todo está rodado magnificamente y los personajes están perfectamente delineados y desarrollados. Lo que falta es una radiografía redonda de esta ascensión al poder en el mundo de los fuera de la Ley: el filme no juzga ni emite opiniones sobre sus personajes (y eso está genial, nadie quiere moralina) pero, por otra parte, tampoco cierra bien el círculo de las consecuencias de las aventuras de los seres que lo pueblan. El desenlace de "El Niño" es brusco, deslavazado y precipitado, no cierra bien a los personajes y deja parcialmente coja a una película por lo demás excelente.
Daniel Monzón retrata a la perfección ese mundo oscuro y podrido, parcialmente oculto, que late en el Estrecho de Gibraltar, ese lugar tan increíble y socialmente complicado en el que se encuentra un pedazo de España en Marruecos (Ceuta) y un pedazo de Inglaterra en España (Gibraltar) y un buen puñado de leyes diferentes además de una curiosa mezcla de culturas (españoles, marroquíes, ingleses, subsaharianos, cristianos, musulmanes...). Los personajes representan a la perfección los latidos de ese mundo, que, por supuesto y por desgracia, tampoco ha escapado de la actual crisis económica global y que ha dejado sin oportunidades a muchos de ellos. Ambición, poder, avaricia, corrupción, pero también integridad, lealtad, amistad y amor son los asuntos básicos de la obra. El ritmo está perfectamente medido y el puro thriller social se conjuga con el lirismo bien llevado en una película en general más que notable de un director cada vez más interesante. Puede tener el fallo mencionado, pero "El Niño" es en todo momento recomendable.
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