John Farley es un joven que se ha convertido en un escritor de éxito de libros de autoayuda y que vuelve a Forest Meadow, su pequeña ciudad, para recibir el gran premio de su Festival de la Mazorca. Cuando llega, se encuentra con una desagradable sorpresa: Mr. Woodcock, su viejo profesor de Educación Física, el hombre cruel y brutal que le humilló durante su época de estudiante en sus sádicas clases, es el novio de su madre y los dos se van a casar. Todos los traumas de John vuelven a su vida...
El mismo año que Craig Gillespie debuta con "Lars y una chica de verdad", lo hace a su vez con "Cuestión de pelotas" (traducción horrorosa y chabacana de "Mr. Woodcock"). Mientras la primera es un ejercido de drama independiente, de buen cine, ésta es una gilipollez sin puta la gracia con Sean William Scott haciendo de él mismo tratando de aprovechar el tirón de sagas exitosas como la de "Los padres de ella". Bueno, es un trabajo alimenticio: si sirve para que ruede el director cosas mejores con el dinero o las influencias que saca de este tipo de cosas, pues vale. "Cuestión de pelotas" es la típica comedia rutinaria y rudimentaria, descerebrada, con chistes bestias pero inofensivos, con personajes estúpidos y con una trama que te la sabes de memorieta nada más verla comenzar. Los gags no funcionan porque son del humor más grueso imaginable, los diálogos son patéticos y el mensaje es el remanido de siempre con todos los topicazos de siempre. Sólo se salva, ligeramente, Billy Bob Thornton, que, no sé por qué, suele encajar con este tipo de papeles incluso en las comedias más idiotas. Él tiene alguna gracia. Sean William Scott y Susan Sarandon, ninguna. En fin, tontería palomitera de temporada que acaba siendo olvidada y revisitada en esas entrañables y soñolientas sobremesas de domingo.
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