1962. El piloto de pruebas Neil Armstrong se une, tras la muerte de su hija pequeña a causa de un brutal cáncer, al cuerpo de astronautas de la NASA. Es uno de los americanos que va a comenzar a entrenarse para ser enviado a la Luna. Pero su camino va a estar lleno de sinsabores y problemas: el programa es durísimo, la misión es extremadamente peligrosa, el gobierno les exige muchísimo en su loca carrera contra la Unión Soviética, socialmente la NASA empieza a ser criticada y acusada de tirar el dinero y toda esta tensión le afecta además a su vida familiar. Neil, sin embargo, está dispuesto a todo para conseguir su objetivo, y no piensa rendirse.
"Whiplash" y "La La Land" me emocionaron tanto, tantísimo, que las cuento a día de hoy entre mis películas preferidas. Con dolor, tengo que decir que "First Man" no me ha emocionado nada. La tercera creación de Damien Chazelle es una reconstrucción fría, sin alma, casi sin aliento a veces, de la odisea de Neil Armstrong desde que empieza a entrenarse para llegar a la Luna hasta que lo consigue. Dos horas y media heladas, lineales, sin contenido crítico de ninguna clase, con planos muy cercanos para captar el máximo dramatismo que irónicamente no funcionan y que encima producen sopor. No puedo decir que sea éste un mal filme porque no lo es, y visualmente es un portento, pero, simplemente, a mi por lo menos no me ha sugestionado nada, no me ha tocado ni una fibra, y miren que hay un dramón familiar de los gordos de por medio y unas escenas en el espacio que, ciertamente, están bien resueltas para sugerir tensión. Pero no, Chazelle se limita a reconstruir hechos y adiós muy buenas, y encima se tira dos horas y media largas para contar algo que no necesitaba todo este tiempo. Retrato histórico muy rico, fotografía bellísima, reparto fantástico (todos, especialmente su plantel de secundarios, creo que brillan bien) y un desenlace muy, muy bien rodado (hay que decirlo, el alunizaje es genial) no impiden que todo no sea más que una cáscara muy bonita para un conjunto de hechos narrados seguidos, uno detrás de otro. Tal vez a un americano le emocione, pues este "género" de grandes epopeyas de los USA allí tiene mucho tirón: a mi no me dice nada de nada. Lo siento, no me convence ahora Damien Chazelle. En absoluto.
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