Porco Rosso

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sábado, 18 de agosto de 2018

EL MUNDO ES NUESTRO de Alfonso Sánchez - 2012 - ("El mundo es nuestro")


El Cabesa y el Culebra son dos amigos de Sevilla que están hartos de la crisis económica brutal por la que está pasando España y que deciden atracar una surcursal bancaria para largarse forrados a Brasil a vivir la vida padre. Pero el Cabesa y el Culebra no son precisamente dos lumbreras, y el tiro les va a salir por la culata... El robo que tenían planeado, rápido y sencillo, se va a convertir en un caos demencial...


Lo confieso: tenía prejuicios con el cine de Alfonso Sánchez y Alberto López, los dos miembros del dúo "Los Compadres". Había visto unos cuantos vídeos de ellos, en los que parodiaban la idiosincracia sevillana más gruesa, y no me habían hecho gracia e incluso me habían resultado casposos. Me he tenido que tragar mis palabras con sus dos películas, "El mundo es nuestro" y "El mundo es suyo". Hoy hablamos de la primera de ellas. Siempre me he quejado bastante de que en España no se han hecho suficientes películas sobre la crisis económica y que se van a dejar, como suele pasar a veces, para cuando la crisis ya haya terminado del todo, por lo cual su impacto crítico es menor. Estos dos cómicos, en 2012, el que fue posiblemente el peor año de esta crisis, cuando el paro más subió y cuando más negro se puso todo, se lanzaron a rodar una astracadana que funcionaba de verdad. "El mundo es nuestro" narra el atraco a una sucursal bancaria de dos canis (o bakalas, o merdellones, o bajunos, o burracos: tienen mil denominaciones) que están hartos de la situación económica del país. Allí, por supuesto, se lía parda. Alfonso y Alberto saben delinear a dos personajes muy reconocibles, con sus partes luminosas y repugnantes ambos, víctimas de una situación de pobreza endémica ya desde antes de la crisis pero de la que también tienen su parte de culpa: el Cabesa y el Culebra. Alrededor de ellos, hay otros cuantos genialmente retratados, desde empresarios sin escrúpulos hasta policías corruptos pasando por trabajadores quemados, parados desesperados o agentes de la ley que tratan de ser íntegros. El retrato es certero y agudo, y con cada carácter le meten una pullita a varias de las actitudes que ayudaron a fraguar la crisis económica que nos acabamos de comer con patatas.


"El mundo es nuestro" tiene un humor brutal, zafio, demencial, pero cargado de significado y muy políticamente incorrecto a veces. Recuerda al primer "Torrente" de Santiago Segura (el primero es muy reivindicable), a la primera "Carmina o revienta" o al cine kinki: por medio del delirio, de lo exagerado, se construye una realidad que no tiene ya tanta gracia. Los dos componentes de "Los Compadres" saben hacerlo bien, cargarse de referencias pero dar vida a dos personajes propios con los que denunciar una situación terrible, la de aquellos años de terror y depresión en los que el paro llegó a estar por encima del veinticinco por cierto y que desembocaron en las crisis políticas y sociales que todavía estamos padeciendo en parte, a pesar de la mejora del panorama económico. Al filme se le va un poco la pinza por el final; se vuelve algo caótico y cae en tópicos ya excesivamente gruesos. Sin embargo, es más que loable, y bajo su envoltorio aparentemente "cuñado" esconde mucho, mucho más de lo que parece. No puedo dejar de recomendarlo. Y ya el mes que viene hablaremos de "El mundo es suyo", la cual también me ha sorprendido mucho.


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