Porco Rosso

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jueves, 21 de junio de 2018

EL ÚLTIMO GRAN HÉROE de John McTiernan - 1993 - ("Last Action Hero")


Danny Madigan es un niño fanático del cine de acción y, en especial, de la saga de Jack Slater, su héroe preferido. Danny odia el colegio, no estudia y no tiene amigos: prefiere hacer novillos y escaparse al pequeño cine que regenta Nick, la única persona con la que se lleva bien. Un día, Nick le da una entrada que dice que es especial y que le regaló, hace décadas, el mítico mago Houdini. Algo delirante empieza a pasar cuando la rompe...


"El último gran héroe" es desde mi punto de vista una de las mejores películas de John McTiernan, del John McTiernan de su buena etapa, la de sus entregas de "La Jungla de Cristal" o de películas como "La caza del Octubre Rojo" o "Depredador". Fue en su momento un rotundo fracaso tanto de taquilla como de crítica, aunque con el tiempo, y merecidamente, se ha ido convirtiendo por sus méritos entonces ignorados en una obra de culto. Antes de "Los Mercenarios" o de películas paródicas del cine de acción del mismo corte, "El último gran héroe" vino a proponer un ejercicio cachondísimo de metacine y de parodia, valga la redundancia, en el que un niño fanático de las películas de acción era transportado al mundo de Jack Slater, su personaje de ficción favorito, protagonista de una saga de este género e interpretado por Arnold Schwarzenegger, que le daba vida tanto a él como a sí mismo. La película es una sucesión de homenajes desprejuiciados, hechos con cariño, y de escenas delirantes en las que se mezcla incluso la animación (genial el detective felino). Los chascarrillos y los tópicos son constantes, y desternillantes, y las coñas a otras sagas (ese "Terminator" protagonizado por Stallone es impagable) magníficas. Todo unido a unas escenas de acción muy destacadas, a unos diálogos muy entrañables y a unos personajes secundarios del todo imprescindibles: en especial, el villano interpretado por Charles Dance es absolutamente magnífico. No queda aquí la cosa, ya que McTiernan se permite pisar terrenos más serios y poner a caldo a los políticos norteamericanos en algunos gags y hacer la referencia al cine más "independiente" metiendo en la acción a películas de directores como Ingmar Bergman a modo de "crossover" (el desenlace es del todo insuperable). No entiendo, de verdad, como esta película fue tan puteada. Menos mal que el tiempo la ha puesto en su sitio: en el podio del culto. Lo merecía desde el principio.


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