Porco Rosso
miércoles, 8 de noviembre de 2017
NUESTRA VIDA EN LA BORGOÑA de Cédric Klapish - 2017 - ("Ce qui nous lie")
Hace diez años que Jean abandonó su vida en la Borgoña, donde su familia tiene una gran finca y una fábrica de vinos. No soportaba la existencia allí y sobre todo no soportaba a su autoritario padre. Ahora, éste se está muriendo y Jean ha de volver al hogar... Y no va a ser nada fácil reencontrarse con su pasado y con sus dos hermanos, que le guardan rencor por su larga desaparición. Puede que sea sin embargo el momento de rehacerlo todo.
Cédric Klapish es un director y actor francés que, en su faceta tras las cámaras, se ha especializado habitualmente en la comedia y el drama amables con toques sociales, aunque ha tocado géneros como el documental en "Lumière y compañía", realizado con varios autores. Es autor de varias de las películas más exitosas del cine de Francia de las últimas décadas. Su filmografía se compone de "Riens du tout", "Le péril jéune", "Cada uno busca su gato", "Como en las mejores familias", "Tal vez...", la ultraexitosa "Una casa de locos" y su secuela "Las muñecas rusas", "Ni a favor ni en contra (sino todo lo contrario)", "París", "Ma part du gateau", "Nueva vida en Nueva York" y "Nuestra vida en la Borgoña".
La nueva película de Cédric Klapish es otra de sus habituales comedias dramáticas llena de buenas intenciones pero fallida y predecible y algo anodina. Un joven que ha pasado diez años fuera de su casa en la Borgoña y sin pasar siquiera para ver a su familia vuelve al hogar a la muerte de su padre, que era un fabricante de vinos afamado y exigente. Allí, tiene que hacer frente a la vida y a los traumas que dejó atrás. ¿Se imaginan lo que viene? Exacto. "Nuestra vida en la Borgoña" es cien por cien predecible, es esa clásica película que se la sabe uno desde que empieza hasta que termina, en la que se va intuyendo todo sin sorpresas. Los personajes no tienen mucho relieve, y sus conflictos están muy vistos y además están claramente divididos, con bastante maniqueísmo y ninguna astucia a nivel de guión, en "buenos y malos". La trama avanza por el camino delineado en todo momento sin arriesgarse en nada, tampoco en lo visual o en lo estético. Los diálogos cumplen, aunque a veces se pasan con alguna que otra lección moral de baratillo que no viene a cuento. Las actuaciones bien, y la ambientación y la fotografía bien. Pero todo es un "deja vu" refrito de mil películas que ya nos sabemos de memoria. Tampoco da Klapish gato por liebre, ojo, ni pretende que su cinta vaya de lo que no es: no hay grandes pretensiones, y eso es de agradecer. Sin embargo, al conjunto para colmo le cae bastante mal un metraje excesivamente alargado, que pierde el ritmo a causa de una segunda parte bastante desequilibrada y con conflictos repetidos una y otra vez. No se puede decir que esta película sea horrorosa, ni realmente lo que se dice mala, pero tampoco tiene nada destacado y posiblemente en pocos días yo, que la vi ayer, ya la habré olvidado por completo. Cine inocuo para pasar el rato y poco más. Crítica corta, pero no hay más espacio en el que escarbar.
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Yo la veré, pero solo por entretenerme un rato... desconectar, vaya!
ResponderEliminarUn saludOOo enorme!!