Carmen vive con su marido y con la hija adolescente de ambos en un barrio popular de Madrid. Su existencia es monótona, aburrida y sin alicientes gracias a su mencionado cónyuge, Carlos, que es un patán bruto, analfabeto, maleducado, antipático, egoísta y desconsiderado que siempre va a lo suyo y al que solamente le importa ver el fútbol y la victoria de su equipo. Un día, en una boda familiar, el primo de Carmen, aprendiz de mago, le practica a Carlos una hipnosis. Algo extraño, muy extraño, está a punto de ocurrir...
Pablo Berger estrena tercera película y se confirma como uno de los mejores directores del panorama español actual y, también, como un creador ecléctico que, hasta ahora, ha cambiado de género constantemente tras "Torremolinos 73" y su versión única del cuento de "Blancanieves y los siete enanitos". "Abracadabra"es una comedia, o más bien una tragicomedia, inclasificable y delirante, con la que me lo pasé teta, así de claro lo digo. Parodia bufa y burla de ciertos filmes de posesiones e intercambios de cuerpos, presenta a una familia un tanto merdellona (choni, cani, bakala, bajuna, burraca, jincha...) de Madrid conformada por un marido bruto y analfabeto que es un auténtico patán desconsiderado (un absolutamente soberbio Antonio de la Torre), por una madre que sufre a este tipo inaguantable (excelente Maribel Verdú) y por una hija adolescente que ha heredado el chonismo del padre. Esta familia cambia completamente tras una boda un tanto particular y empieza un juego que también parodia al thriller sobrenatural y en el que están los ahora de moda homenajes a décadas pasadas (adivinen: tocan otra vez los ochenta) pero muy bien colocados y de una forma un tanto particular. Pablo Berger pasa de tópicos y mezcla en su coctelera todo lo que se le pasa por la cabeza en una comedia costumbrista-fantástica con sus retazos sociales. Pero lo mezcla todo muy bien. "Abracadabra" tiene siempre sentido, tiene siempre coherencia, y es capaz de saltar de la comedia al drama con una limpieza y lógica pasmosa y es capaz de hacer de reír y de estremecer por igual. El desenlace le falla un poco para mi gusto, pero el cuerpo es magnífico. Escenas desternillantes como la de la vieja casa en venta valen su peso en oro, y ese prólogo con el marido más preocupado por el partido de fútbol que por la boda de sus familiares es inmenso. Otras escenas como la del mono en la grúa o el "baile" final son también fantásticas. Y todo está dirigido con pericia, desde las actuaciones a la ambientación castiza y cutre pasando por los momentos oníricos y alucinógenos "de andar por casa" o por los gags humorísticos extravagantes y exagerados. Y tengo que repetirlo: viva Antonio de la Torre, un actorazo que es capaz de pasar constantemente de registro a registro convenciendo en ambos y clavando a sus personajes, desde al más tierno y desubicado hasta al más merluzo de los "cuñados". "Abracadabra" gustará más o menos, pero es una comedia que no deja en absoluto indiferente. A mi me ha encantado.
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