Porco Rosso

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viernes, 9 de junio de 2017

CAZADOR BLANCO, CORAZÓN NEGRO de Clint Eastwood - 1990 - ("White Hunter, Black Heart")


Años cincuenta. El director norteamericano John Wilson viaja a África para localizar escenarios para su próxima película, una cinta de aventuras exóticas. Sin embargo, y para desesperación de su equipo, John Wilson, un hombre excéntrico, bravucón, caradura, egoísta, desconsiderado e insoportable, solo está realmente interesado en cazar un gran elefante y los detalles de la película se la traen al pairo. Además, es un borracho irredento que no deja de meterse en líos y causar problemas. La misión fílmica se convierte en un auténtico infierno.


Como comenté ayer, en 1990 Clint Eastwood sacó a la palestra dos películas. En septiembre estrenó la mediocre "buddy movie" que fue "El principiante", realizada con el objetivo de poder hacer caja por medio de un filme comercial para poder rodar posteriormente "Sin perdón". En diciembre, sin embargo, pocos meses después, estrenó esta "Cazador blanco, corazón negro", una de sus películas personales, que le reportó menos dinero en la taquilla pero que era verdaderamente lo que él quería hacer. Aquí narraba el director ahora la historia de otro director de cine, uno llamado Johm Wilson, que estaba en África rodando una película y que se empecinaba en cazar a toda costa un gran elefante. Este John Wilson no es otro que John Huston, por el que Eastwood sentía una gran admiración y al que quiso retratar como personaje perdido en un mundo donde solamente la valentía absurda le podía salvar (y la película, claro, es "La Reina de África"). Muy Ernest Hemingway todo, sí. De hecho, la ideología vital de ambos, escritor y director, se parecieron siempre bastante, por no decir mucho. El mismo Clint Eastwood, actor pasado a director, lo interpreta, y nos regala un papel soberbio, inolvidable. Como una suerte de versión africana de "Moby Dick", asistimos a la aventura delirante de un hombre terco, cabezón hasta el límite, extravagante, carota, bravucón, vividor, vicioso, alcohólico y sin embargo siempre coherente con sus ideas, por muy absurdas y hasta censurables que sean (personalmente odio la caza y toda la cultura del "Macho" me parece una gilipollez estúpida y castrante como un castillo). Pero Clint no quiere que su personaje nos caiga bien. Sólo quiere retratar una vida, para bien o para mal, llevada al límite como antídoto para el vacío de la existencia. Mensaje que está en muchas de las películas del propio John Huston (especialmente en "Vidas rebeldes") y también en muchos de los libros del mencionado Hemingway.


"Cazador blanco, corazón negro", que también es un tratado de cómo dirigir filmes y de las relaciones personales que aparecen todo plató entre todos los artífices de una película, está espléndidamente rodada en unos escenarios naturales maravillosos. Ciertamente, es una cinta que repelerá a algunos y cautivará a otros, y ambas cosas por lo mismo: por lo terrible y antipático que puede llegar a ser su protagonista, un asesino de animales y un desconsiderado y egoísta profesional, pero es un relato fidedigno y sobre todo nada maniqueo de un personaje único y de una polémica y suicida forma de vivir. Eclipsada por otras películas de su director, ésta es sin ninguna duda una de las más personales y arriesgadas de todas. Merece la pena cien por cien y hay que reivindicarla sin cesar.


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