Porco Rosso
miércoles, 12 de abril de 2017
EL OTRO LADO DE LA ESPERANZA de Aki Kaurismaki - 2017 - ("Toivon tuolla puolen")
Khaled es un joven refugiado sirio que llega a Helsinki, la capital de Finlandia, en busca de un futuro mejor y lejos de la guerra que azota a su país. Allí, sin dinero, sin amigos y sin nada de nada, ha de luchar por conseguir un trabajo y un permiso de residencia. Wikhström es un hombre de cincuenta años que, divorciado, solo y harto de la crisis, decide dejar su aburrido y frustrante trabajo de vendedor de ropa para cumplir el sueño de su vida: montar un restaurante. Las vidas de Khaled y Wikhström se cruzan de forma inesperada...
Cinco largos años ha tardado Aki Kaurismaki en volver a dirigir, y la espera en general ha merecido la pena. El director finlandés vuelve con "El otro lado de la esperanza" al asunto central de su penúltima película, "El Havre": la inmigración. Si en aquella cinta de 2011 el joven protagonista era un subsahariano que quería pasar de Francia a Inglaterra, en ésta es un joven sirio que quiere quedarse a vivir en Finlandia, último país al que ha llegado huyendo de la terrible guerra que lleva ya más de un lustro azotando sin piedad al suyo. Volvemos a encontrarnos con los viejos conocidos de siempre: hieratismo marciano y conmovedor, un humor inteligente y cargado de ironía, personajes algo freaks, crítica social y política (en este caso despiadada), desnudez de escenarios y de emociones, melomanía por un tubo (con actuaciones rockeras en directo, todo un clásico) y otras divertidas referencias culturales y un mensaje en este caso positivo y abierto a la creencia de un futuro mejor (aunque el director ha dicho muchas veces que no cree en absoluto en la humanidad, suele alternar filmes tristes y brutales con otros totalmente esperanzadores y nada pesimistas, lo cual nos deja ver que tampoco puede que sea cierto todo lo que él dice en sus entrevistas). Una vez más, encontramos a un individuo perdido en una sociedad opresiva que ha de luchar por superar sus injusticias y que obtiene ayuda de las personas de las que menos se lo espera: de las más humildes y sencillas, de la clase obrera más devaluada de Europa o directamente de los mendigos, otra constante de las películas de este gran artista finés. Me he reído constantemente con el filme, y también se me han quedado los pelos de punta en alguna que otra escena. Creo que Kaurismaki es más duro que nunca aquí con la indiferencia de las sociedades desarrolladas con respecto a la persona que lo pasa mal, y en concreto ataca sin piedad a su Finlandia natal y a toda Europa por sus políticas de acogida de refugiados y por su papel especialmente en lo concerniente a los que vienen desde Siria escapando de lo peor del ser humano.
Kaurismaki compara en esta última película suya directamente a la Finlandia del pasado, que como él dice también tuvo muchos refugiados, con la mencionada Siria de nuestros días, y pone a sus compatriotas a parir y a freirse a fuego lento en todas sus hipocresías, dobles raseros y racismo. Lo hace además con humor negro, lo cual es muy difícil, y también sin caer en maniqueísmos, pues hay toda clase de personajes en su filme, buenos y malos, racistas y no racistas. Me convence poco sin embargo el desenlace de "El otro lado de la esperanza": creo que se queda algo colgando y que no termina de desarrollar el gran potencial de la relación entre los dos protagonistas principales, que simbolizan tal vez la relación entre oriente y occidente. Sin embargo, esto no lastra una película que como siempre sabe llegar al corazón. Aki Kaurismaki, espero que no tardes esta vez otros cinco años en regalarnos otra de tus creaciones.
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