Porco Rosso

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domingo, 9 de octubre de 2016

EL AVENTURERO DE MEDIANOCHE de Clint Eastwood - 1982 - ("Honkytonk Man")


Gran Depresión en los USA. Red Stovall es un cantante de country alcohólico, pendenciero, tuberculoso y acabado que trata sin éxito de ser valorado y que se ve obligado a vivir de tocar en bares de mala muerte de pueblos de mala muerte. Un día, sin embargo, le dan la oportunidad de actuar en el festival del Grand Ole Opry de Nashville, en donde lo hacen las grandes figuras y promesas de su estilo musical. Red parte hacia la ciudad del country acompañado de su pequeño sobrino Whit. El viaje de ambos, debido a los vicios de Red, no va a ser nada fácil.


En 1982, Clint Eastwood estrenó "Firefox, el arma definitiva", que era un filme bastante mediocre sobre espionaje en la Guerra Fría, y esta "El aventurero de medianoche", su obra grande de aquel año (la otra de hecho es mejor olvidarla, y creo que el propio director la concibió como una película claramente de encargo y nada más). "El aventurero de medianoche", basada ligeramente en la vida del cantante de country Jimmie Rodgers, es para mi una suerte de retorno al estilo de "Bronco Billy", anterior filme del director, y a la vez una suerte de actualización desesperanzada de esta película, actualización despojada de todo el homenaje al cine de Frank Capra que aquella guardaba. Sigue la trama, como he comentado, a un cantante de country que, durante los duros años de la Gran Depresión en los USA, vaga por pueblos de mala muerte de la América profunda tocando en antros y tugurios acompañado de su sobrino pequeño. La película, una de las más injustamente olvidadas de Eastwood, es una brutal radiografía de la derrota. En contraste con otras del director, es dura, pesimista, fatalista, sin concesiones de ninguna clase. Tal vez sea la más pesimista de toda su filmografía. Red Stovall, al que da vida de forma magistral el propio Eastwood (que está en estado de gracia total y absoluta en un papel que se le recuerda demasiado poco) es un hombre destrozado por el fracaso y por los vicios. El alcohol y la mala vida le van a matar, pero él no las abandona, y la música es incapaz ya de darle de comer apenas. Su sobrino (el entonces niño Kyle Eastwood, hijo del actor y director, que también está excelente) le acompaña en su camino hacia ninguna parte y trata de sacarle de la locura vital en la que nada.


Sin juicios morales de ninguna clase, "El aventurero de medianoche" retrata existencias al límite en una sociedad capitalista agresiva en crisis en la que no hay lugar para los débiles o para los que se han perdido en el camino. El joven sobrino ha de salvar a su tío en numerosas ocasiones, pero a la vez aprende de él cómo enfrentarse a la vida y qué errores no debe cometer. Estructurada como una "road movie", la cinta es un viaje inciático por una parte y, por otra, un viaje crepuscular. Los dos personajes aprenden sin cesar: para uno es demasiado pronto para afrontar y superar los problemas más feos de la vida, para otro es demasiado tarde. Clint Eastwood rueda de forma dura, seca, abrupta a veces, y pinta un mundo sórdido, pobre, despiadado, miserable y destructor con sus seres. No se pierdan esta maravilla de este gran director. No figura nunca entre las mejores de su filmografía y es mucho menos recordada que otras, pero merece estar entre las grandes sin ningún tipo de duda.


2 comentarios:

  1. Fenomenal que la reivindiques: las posteriores "Un mundo perfecto" o "Mystic River" tienen bastante de este "Honkytonk Man".

    Saludos.

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  2. El caso de aquel Eastwood realizador no deja de ser curioso: en sus años de estrella siempre supo lo que debía hacer para llenar los cines, pero de vez en cuando se tomaba un respiro, afrontando proyectos como éste, bastante alejado del estereotipo y quizá por ello condenado al fracaso en taquilla; eran sus películas "personales", esas que la Warner le permitía rodar como "agradecimiento" por las otras.
    Esta, efectivamente, es una de las menos recordadas en su trayectoria pero con­tiene, no obstante, suficientes elementos de interés como para ponerla incluso por encima de alguno de sus títulos más alabados. Y si ahora digo que me parece una película hustoniana es porque todos esos destellos de auténtica sabiduría y originalidad en la construcción de unas imágenes polvorientas, el dibujo inmisericorde de los personajes y la consecución de una atmósfera viciada que envuelve al agónico protagonista ya sin línea de horizonte, todo eso, me recuerda a "FAT CITY".
    Un saludo.

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