BARRIO de Fernando León de Aranoa - 1998 - ("Barrio")

Es verano en Madrid y Javi, Manu y Rai son tres adolescentes compañeros de instituto que se aburren en su barrio de los suburbios de toda la vida, un lugar pobre, mal comunicado, mal cuidado, bastante abandonado. Los tres pertenencen a familias desestructuradas, llenas de problemas y sin muchos recursos. Los tres tratan de pasar como pueden las largas vacaciones entre caminatas sin dirección, conversaciones de toda clase, intentos de conseguir ligues, trabajos esporádicos y mal pagados o juergas improvisadas con poco dinero. Los tres se enfrentan al duro paso a la madurez, mucho más duro cuando se es pobre y se vive en un ambiente sin oportunidades.

Con "Barrio" queda establecido definitivamente el estilo de Fernando León de Aranoa después de su obra "Familia", bastante más diferente de lo que su carrera iba a ser a partir de entonces. El llamado muchas veces "Ken Loach español" cambiaba de registro radicalmente para rodar una historia realista, neorealista diría yo incluso, en la que denunciaba la mala vida de tres adolescentes de los suburbios de Madrid, suburbios que eran extrapolables a los de cualquier ciudad, grande o pequeña, de la geografía española. En un estilo directo, que capta la realidad sin ningún filtro, el director nos lleva por las existencias erráticas de estos chicos que se aburren durante el largo verano en el extrarradio de la capital, un lugar pobre, sucio, destrozado, mal comunicado, lleno de familias rotas y hasta de violencia, en donde intentan vivir lo mejor posible y enfrentarse como pueden a sus pocos favorables futuro y presente. León de Aranoa trata numerosos asuntos en "Barrio". En la España de finales de los noventa, que salía de otra crisis económica supuestamente pisando fuerte y convirtiéndose en un país que terminaría siendo la cuarta economía del euro, nunca dejaron de existir las bolsas marginales que el filme retrata. Habla éste de marginación, de pobreza y de miseria, de desestructuración familiar, de sueños rotos, de caída en las drogas, de machismo, de clasismo, de abandono, de intolerancia, de miedo y paranoia en la vida urbana moderna. Alrededor de estos asuntos pivota el universal descubrimiento de la madurez y el primer viaje iniciático, el que te lleva alrededor de tu propio barrio para enseñarte lo dura que a veces es la vida. El director de la película crea diálogos naturales, perfectamente identificables, y retrata la difícil etapa adolescente (más difícil todavía cuando se es pobre) con un ojo preciso y agudo pero también tierno y comprensivo.

Los personajes que pueblan la película son redondos, creíbles, llenos de aristas, imperfectos pero cargados de una dignidad tremenda. Los simbolismos, que a Fernando León de Aranoa le suelen gustar, funcionan perfectamente y en especial el de la moto acuática del póster del filme: una moto acuática varada en una ciudad sin mar, atada a una farola frente a un bloque de vecinos depauperado, es una metáfora perfecta de la falta de oportunidades total, de la imposibilidad de escapar de un ambiente viciado en el que nadie logra nunca salir adelante o no volver a caer en los mismos errores de sus progenitores. Los actores son finalmente excelentes, sobre todo los tres protagonistas: es muy difícil actuar siendo un niño y aún es más difícil dirigirlos y llegar a buen puerto. "Barrio" es una película necesaria, dura, brutal, con un final además demoledor. Excelente muestra del mejor cine social español, de un género por cierto que no se prodiga por desgracia demasiado en este país, ni cuando hay crisis ni cuando no la hay.