Porco Rosso
jueves, 8 de octubre de 2015
LOS TRES MOSQUETEROS de Paul W.S. Anderson - 2011 - ("The Three Musketeers")
Francia. Siglo XVII. D'Artagnan es un joven y orgulloso espadachín sin mucha experiencia pero muy bien entrenado por su padre que llega a París con el objetivo de servir como mosquetero en la Guardia del Rey. Nada más entrar en la ciudad, sin embargo, tiene tres desafortunados encontronazos con tres hombres diferentes a los que reta inmediatamente a duelo. Estos tres hombres no son unos hombres cualquiera... Y sobre ellos pende una terrible amenaza. La gran aventura de D'Artagnan comienza.
Me gusta el género de la "capa y espada" y me gusta el género fantástico. Y, a priori, no tengo problema en tragarme una película que mezcle mosqueteros y cultura steampunk. Creo de hecho que conectan bien esas aventuras caballerescas con barcos voladores y máquinas de vapor primigenias. Por todo esto me llegué a tragar esta película, aunque fuera de Paul W.S. Anderson, experto perpetrador de infames bodrios. Y este "Los Tres Mosqueteros" de 2011 es otro de esos bodrios, vaya si lo es. En fin: he picado y me lo he comido con patatas. Yo tengo la culpa. Tenemos la historia que hemos visto miles de veces pero como he dicho pasada por un filtro steampunk bastante resultón en lo visual... Y con un argumento de mierda. Fin. Ni siquiera el tener a un reparto bastante bueno en general (porque la película lo tiene, eso es innegable, otra cosa es que esté pésimamente aprovechado, que lo está) sirve para salvar de la quema fulminante esta cosa infumable. La trama apesta de simple, predecible y ridícula. Los diálogos apestan por tontorrones. Los personajes apestan por ser más planos que una pegatina. Y las escenas de acción apestan por cutres y por ser ante todo vulgarmente exageradas. Combate tonto, apunte argumental tonto, chiste tonto, combate tonto. Esta es la evolución de esta película aburrida, sin alicientes, con muchas escenas de vergüenza ajena y que se carga vilmente un clásico de la literatura de aventuras. Otro truño de Paul W.S. Anderson.
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