Porco Rosso
lunes, 12 de octubre de 2015
GRUPO 7 de Alberto Rodríguez - 2012 - ("Grupo 7")
1987. Sevilla se prepara para acoger la Expo92 y, para limpiar las calles de la ciudad de droga, se ha constituido el Grupo 7, un grupo policial cuyos métodos son expeditivos y brutales al que ha sido destinado Ángel, un aspirante a inspector que desea hacer que se cumpla la ley. La figura principal del Grupo 7 es Rafa, un policía violento y despiadado que está dispuesto a todo con tal de dejar Sevilla totalmente resplandeciente. Pronto, Ángel descubre un mundo terrible y corrupto... Y pronto, este mundo también empieza a arrastrarle a él.
Alberto Rodríguez ya era antes de saltar al thriller un director español muy destacado, pero después de hacerlo con "Grupo 7" y la maravillosa "La isla mínima" creo que se ha ganado a pulso el ser uno de los, por ahora, imprescindibles de nuestra cinematografía. "Grupo 7", inspirada en hechos reales, es una brutal disección de la actuación de la policía y del mundo marginal que latía en la España de los años ochenta, cuando la democracia era todavía casi una niña y cuando, mientras intentábamos acercarnos en todo lo posible a Europa (en las fechas en las que el filme se ambienta acabábamos de entrar por fin en la Unión Europea) la corrupción, la delincuencia, el terrorismo o la droga eran problemas graves, algunos más incluso que hoy en día. Un Mario Casas sorprendente (de verdad que no veo que actúe mal, como muchos señalan, por ninguna parte) y un Antonio de la Torre sencillamente soberbio (pero qué pedazo de actor que es éste hombre) dan vida a dos de los miembros del grupo policial que da nombre al título. Son dos personajes contrapuestos pero que se van acercando poco a poco y cada vez más. Son tal vez las dos caras de una misma moneda, aunque uno ha sido policía durante la dictadura de Franco y otro ha entrado al cuerpo ya en democracia.
Como en "La isla mínima", Alberto Rodríguez mira al pasado para tratar de explicar nuestro presente. La Sevilla del filme es un mundo profundamente castizo, entonces con muchas zonas claramente subdesarrolladas, que se prepara para la mítica Expo92, que va a llegar a modernizarla, a integrarla en Europa, a cambiar su sociedad. Pero la ciudad se prepara para esta Expo quitando de la vista pública a los elementos problemáticos, vigilando la seguridad de sus calles a golpe de porra y pistola; escondiendo, en definitiva, la suciedad debajo de la alfombra. La metáfora de la España de entonces está bien clara, creo.
Alrededor de dicha metáfora dan vueltas otros asuntos como la mencionada corrupción, la violencia, el terrorismo policial, la droga, el machismo, la frustración sexual de una sociedad todavía pacata y beata, la homofobia, la hipocresía social o la pobreza. Alberto Rodríguez retrata este mundo usando a unos personajes bien definidos, con carisma y con garra, perfectamente construidos. La ambientación es una delicia: los códigos del mejor cine negro se trasladan a una Sevilla bella y a la vez decrépita, que huele a fritanga, donde conviven el señorío y la marginalidad y la imaginería de la Semana Santa con el mercado de la droga. Excelente película es "Grupo 7". Cine español del bueno, del capaz, del que ofrece cosas nuevas y destacadas y del que conjuga la comercialidad con un mensaje con calidad. Muy recomendable en todos los aspectos.
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