Años ochenta. Kung Fury es un policía de Miami experto en artes marciales y con grandes poderes que se va a tener que enfrentar a la peor amenaza que ha conocido la humanidad: Adolf Hitler está tratando de viajar a través del tiempo para dominar el mundo de una vez por todas. Sólo él puede pararle los pies. Por suerte, no va a estar sólo en su aventura: va a tener la ayuda de innumerables amigos.
Me encantan estas pelis. O bueno, esto realmente es un cortometraje. El sueco David Sandberg, venido del mundo de los videoclips y de los anuncios, financió esta obra maestra del absurdo por medio del "crowdfunding". Y, aunque le ha quedado poco para poder realizar una película, con esto nos damos por satisfechos (aunque nunca se sabe... puede que alguien quiera pagársela o puede que él encuentre alguna manera de hacerla). "Kung Fury" es un homenaje a la socorrida y entrañable década de los ochenta que el mismo director protagoniza también y es un delirante y genial despropósito con un argumento absolutamente absurdo, surrealista y que no se toma en serio nada salvo su objetivo de divertir y desatar sonrisas sin parar. En este thriller fantástico y cachondísimamente tonto tenemos a un Hitler que quiere volver a intentar conquistar el mundo y a un policía de los ochenta experto en Kung Fu que le va a parar los pies. La galería de amigos y enemigos es absolutamente genial (los esperables nazis, informáticos que viajan en el tiempo como les da la gana, walkirias, tiranosaurios, dioses nórdicos, máquinas recreativas asesinas, policías con cabeza de triceratops, ninjas, robots...). Los diálogos son una joya de la coña, las escenas de acción un despiporre, los homenajes fantásticos, la banda sonora desternillante (y con David Hasselhof protagonizando el videoclip) y los efectos especiales son sorprendentemente dignísimos y algunos hasta verdaderamente buenos (y más teniendo en cuenta el presupuesto con el que están realizados). "Kung Fury" es una delicia de cortometraje, de verdad. Si les gusta el cine "tan malo que es bueno" y si saben verlo con un ojo desprejuiciado. Por supuesto, no tiene ni un año de existencia comercial y ya es una obra "de culto".
Ha sido una de las grandes sorpresas de este año y me hizo disfrutar como un enano. Sorprende lo que ha hecho David Sandberg con un presupuesto tan limitado. Toda una joyita.
ResponderEliminarSaludos.