Breezy es una joven hippie que recorre los Estados Unidos y que no se ata a nada ni a nadie. No tiene casa fija, tiene sexo con quien quiere en cualquier momento y no planea de ninguna de las maneras luchar por cumplir el "Sueño Americano" por el que lucharon las generaciones anteriores. Frank es un hombre maduro decepcionado con la vida, que se siente solo y fracasado, que ha visto caer a sus ideales y que cree que el futuro no tiene nada bueno que regalarle. Por casualidad, Breezy y Frank se conocen. Y una atracción especial surge entre ellos... Sin embargo, sus diferencias generacionales van a jugar también en su contra.
Aunque es una película que ha sido (injustísimamente) bastante olvidada dentro de la filmografía de su autor, "Primavera en otoño", la tercera obra de Clint Eastwood, es una absoluta obra maestra que confirmaba en su día al actor entonces recién metido a la dirección como la promesa que resultó ser (porque, salvo filmes mediocres aislados la gran mayoría, Eastwood ha sido y es el mejor representante y heredero del cine clásico dorado norteamericano). Después del thriller "Escalofrío en la noche" y del western (ya excelente) "Infierno de cobardes", toca otro cambio radical de género y nos adentramos en el drama romántico y generacional. Clint Eastwood me ha hecho llorar en tres películas, y a mi es difícil hacerme llorar en el cine: con "Million Dollar Baby", con "Los Puentes de Madison" y con ésta obra, que ha sido señalada y con parte de razón como una anticipación de la mencionada "Los Puentes de Madison". Se narra en "Primavera en otoño" (de título original "Breezy", aunque en este caso la traducción al español no me parece tan mala) la historia de amor entre una joven hippie (estamos en la época) y un hombre maduro al que la vida ha endurecido y que está cansado de todo. Entre ellos surge una atracción clara, pero también numerosos problemas debido a la diferencia de pensamiento y sobre todo a la enorme brecha generacional que los separa. Eastwood habla del amor, del compromiso, de la libertad, y también de los dos USA que convivían en la década de los setenta: los USA de la liberación, de la experimentación, de las juventudes rebeldes y que no se ataban a nada, y los USA de la desilusión, del hastío vital, del fracaso del Sueño Americano que se había implantado como "sueño colectivo" después de la Segunda Guerra Mundial.
Esta contraposición, núcleo del filme, no es otra que la contraposición entre la inocencia y el escepticismo, entre la pulsión por comerse el mundo que otorga esta inocencia y el escepticismo que da el fracaso asumido de un modo de vida que lo prometió todo. Los protagonistas, Kay Lenz (una actriz aquí excelente que por desgracia no ha tenido una carrera especialmente extensa ni destacada) y William Holden (soberbio, magnífico, que duele con esa terrible cara de tristeza y derrota), tienen una química envidiable, tanta como la que tuvieron años después el propio Clint Eastwood y Meryl Streep. La banda sonora es excelente, la delicadeza a la hora de rodar es una delicia y el desenlace del filme pone del todo los pelos de punta. "Primavera en otoño" no fue un gran éxito comercial y, como he dicho, ha sido bastante olvidada de forma injusta en la filmografía de su autor. Hoy, que tenemos Internet y que podemos ver lo que queramos cuando queramos, es el mejor momento para reivindicarla sin parar.
Me alegra que reivindiques esta película. Yo la vi hace años y la recuerdo muy buena, pero me apetece volver a verla tras leerte.
ResponderEliminarSaludos.