Porco Rosso
jueves, 28 de mayo de 2015
MAD MAX. FURIA EN LA CARRETERA de George Miller - 2015 - ("Mad Max. Fury Road")
Mad Max es hecho prisionero por los soldados motorizados de una ciudad corrupta en la que una familia de demagogos tiene sometido a su pueblo por medio de fanatismo y mentiras. Una mujer, sin embargo, le hace frente a esta familia; la guerrera Imperator Furiosa, que está harta de la tiranía. Mad Max, una vez más, se va a ver envuelto en una brutal guerra en la carretera en la que el mal y la justicia se van a enfrentar de nuevo
Hay películas que, desconozco por qué, nacen con mala estrella y que siendo buenas películas y algunas incluso obras maestras son destrozadas sin piedad y hay otras que, también desconozco por qué, siendo malas son ensalzadas a niveles increíbles. "Mad Max. Furia en la carretera", la cuarta entrega de las aventuras del mítico personaje del cine post-apocalíptico australiano, que llega tras treinta años de paréntesis de nuevo de la mano de George Miller, es una de estas últimas. No paro de escuchar alabanzas y de leer críticas que ponen a esta película por las nubes. No como aceptable o divertida, no: por las nubes. De obra maestra para arriba. Nueves y dieces en páginas de puntuación de películas. Pues yo debo de haber visto otra cosa diferente a lo que todas estas personas han visto. Y lo que he visto es una cinta sin argumento, sin personajes y sin diálogos. Así de tajante. Una interminable y soporífera escena de acción de dos horas con una pausa de unos veinte minutitos para hacer un apunte argumental cutre. Que sí, que visualmente es preciosa, y que la fotografía y la ambientación son geniales. Y que el tío de la guitarra tiene gracia, Ok. ¿Y lo demás? ¿Y la historia? ¿Y Mad Max? ¿Y los villanos? Comienza la película de forma excelente: acción frenética y bien ideada, imaginación estética y garra en estas escenas de acción. A la media hora, la acción sigue. A los cuarenta y cinco minutos, la acción sigue. Y a los cincuenta. Y a la hora y media. Y después de una carrera infinita, repetimos la carrera de vuelta. ¿Es esto una película? Para mi no.
"Mad Max. Furia en la carretera" tiene una trama reducida al mínimo, con unos personajes reducidos al mínimo, con un Mad Max casi inexistente (ahora interpretado por Tom Hardy) que no pinta casi nada en la historia, con unos villanos que son más tontos que Pichote (salir un ejército entero detrás de un camión con cuatro gatos y dejar una ciudad en manos de unos niños es lo más estúpido e imbécil que he visto en mucho tiempo), con unos secundarios que son malos y que se hacen buenos en cinco minutos (de verdad, es que es infame tanta infantilidad) y con un ritmo frenético que... Se convierte en un sopor eterno porque, como he dicho, en esta cosa (sí, le llamo cosa) no hay una maldita historia. Por muy espectacular que sea, una película no es un videoclip de dos horas. Un videoclip de dos horas es un aburrimiento infumable, por muy pocas pretensiones que tenga, y eso es lo que para mi es esta basura de cuarta entrega de "Mad Max": un aburrimiento infumable (por lo menos, eso sí, no es un maldito remake o reboot de esos tan de moda, aunque es casi un calco en muchos aspectos de "Mad Max II" pero con más medios y menos trama -menos todavía-). En fin, creo que este bodrio va a ser una de las películas más sobrevaloradas de este 2015. Madre mía.
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