EL SOL DEL MEMBRILLO de Víctor Erice - 1992 - ("El Sol del membrillo")

Documental que sigue el proceso de creación de una pintura del pintor y escultor Antonio López, una pintura que representa un árbol de membrillo que plantó en el jardín de su casa de Madrid. El proceso abarca desde finales de 1990 hasta la primavera de 1991.

Es una lástima que Víctor Erice, uno de los creadores españoles más personales de la historia del cine, tenga tan sólo tres películas en su filmografía. "El Sol del membrillo", su última obra hasta la fecha por desgracia, es, para muchos, la mejor de todas. En ella, el director cambia de registro radicalmente para pasarse al documental y para seguir con su cámara, sin guión previamente escrito, el proceso de creación del pintor y escultor Antonio López mientras pinta en sus lienzos parte del árbol de membrillo que hay en el jardín de su casa de Madrid entre finales de 1990 y la primera mitad de 1991. Alejado ya de la narrativa que exploraba el pasado entonces reciente de España, su triste Guerra Civil, su posguerra y la dictadura del Franquismo, Erice abandona estos asuntos políticos y sociales y ahora desgrana el proceso de creación de una obra de arte basándose en la pintura, la cual al parecer es otra de sus pasiones, aunque dejando claro que este proceso es fácilmente extrapolable a cualquier otra disciplina.

"El Sol del membrillo" es un documental sobre el proceso de creación en general, no sobre la pintura aisladamente ni tampoco sobre Antonio López, a pesar de que podamos visitar su casa, su estudio, y conocer su forma de trabajar. Por medio de una cámara minimalista, pausada, precisa hasta lo escrupuloso, y con una fotografía fantástica, Erice graba al pintor trabajando y, además, simplemente viviendo su vida cotidiana entre los descansos de su trabajo. Esta vida cotidiana es parte indisoluble del proceso de creación y es imprescindible por ello para entenderlo, para saber de dónde vienen las inspiraciones, las ideas y las influencias.

En "El Sol del membrillo" el espectador observa cómo de la nada, de un lienzo en blanco, surge una obra o varias obras. Asistimos a los primeros pasos del autor, a sus triunfos pequeños y grandes, pero también a sus fracasos y a las obras "desechadas": para crear arte, hay que equivocarse constantemente, experimentar sin parar, probar cosas nuevas o repetir las viejas las veces que sea necesario. El arte exige trabajo, pero también renuncias artísticas y humildad por parte del que lo ejerce. Erice y López, viniendo de distintas disciplinas, se unen en una sola persona: los dos son artistas, y los dos saben lo que ello implica y lo representan en un metajuego cinematográfico. Después de esta obra maestra, por desgracia, Víctor Erice no ha vuelto, hasta la fecha, a presentar ningún largometraje. En 1998 estuvo a punto de dirigir "El embrujo de Shangai", pero la película finalmente fue a parar a las manos de Fernando Trueba. ¿Volveremos a ver a una nueva película de este gran director? Esperemos que sí. Algún día...