Hace mucho tiempo que las Tortugas Ninja dividieron sus caminos: Leonardo se ha marchado a las selvas de África a perfeccionar su entrenamiento, Raphael es un vengador callejero independiente, Michelangelo trabaja como animador y Donatello como informático. Mientras, April y Casey Jones se han ido a vivir juntos para vender obras de arte. Algo va a volver a unirlos a todos al mando del Maestro Splinter: el millonario Maximillian J. Winters ha devuelto a la vida a unos misteriosos guerreros de piedra con unos siniestros objetivos y ha contratado la ninja Karai, líder de los restos del Clan del Pie, para que se una a su causa. Es el momento de que las Tortugas Ninja y sus amigos vuelvan a patrullar por Nueva York. Sin embargo, antes van a tener que poner orden dentro de su grupo: la rivalidad entre Leonardo y Raphael va a ser más patente y dura que nunca.
El animador Kevin Munroe ha dirigido, basadas en cómics, Tortugas Ninja Jóvenes Mutantes y "Dylan Dog: Los muertos de la noche".
En 2007, casi quince años después de que se diese por cerrada la trilogía de Las Tortugas Ninja, va y aparece una cuarta entrega de esta saga (es una suerte de cuarta parte a pesar de algunas incongruencias, no un remake ni un nuevo punto de partida) realizada en el formato de animación en 3D que, por fin, y aunque no es en absoluto una película redonda, se toma medianamente en serio los cómics originales de Kevin Eastman y Peter Laird. La historia se sitúa mucho tiempo después de las narradas en aquella trilogía: los quelonios ninja se han separado y, cuando un nuevo enemigo hace acto de presencia en Nueva York, han de volver a unirse
Aunque no van a ser las cosas como fueron en el pasado. Si algo destaca de esta entrega es que la rivalidad que siempre ha existido entre Leonardo (el líder del grupo) y Raphael (el amargado, el sombrío y el ambiguo) vuelve a verse retratada para terminar estallando en una escena memorable que es, además, la mejor de la cinta: el combate de ambos bajo la lluvia. Los demás personajes habituales de la saga repiten rol, aunque con mucha más madurez que en las anteriores entregas: Michelangelo sigue haciendo chistes constantes pero estos no resultan tan abundantes ni ridículos, April ha aprendido a luchar y vive con Casey Jones (el personaje que mejor se lleva con Raphael) y el Maestro Splinter hace su habitual papel pero sin pasarse con la verborrea filosófica barata. Hay, sin embargo, puntos negros: la tortuga Donatello apenas tiene protagonismo salvo para luchar en el combate final, y, de hecho, apenas tiene diálogo que aporte algo a la trama, mientras que los villanos de turno ofrecen poco carisma y quedan muy lejos del eterno Shreeder (ni el millonario Max Winters, ni los guerreros de piedra legendarios ni tampoco los restos del Clan del Pie al mando de Karai).
La trama de esta película animada se sigue, sin embargo, con notable interés y está dirigida con una solvente agilidad y pulso narrativo. También se han aumentado las dosis de violencia (sin que lleguen a ser tampoco nada altas) y el lenguaje es más adulto y, como he comentado antes, los personajes mucho más serios en todos los aspectos. Por desgracia, estos aciertos parciales caen ligeramente en la parte final del filme (que además peca de corto: apenas 85 minutos), en la que todo se simplifica tremendamente para desembocar en un combate final bastante simplón y apresuradamente resuelto que cierra la historia casi de golpe. Es una verdadera lástima este hecho, ya que Tortugas Ninja Jóvenes Mutantes podría haber sido, con más metraje y con un mejor cierre, la película definitiva sobre estos personajes (sí, porque la versión producida por Michael Bay que se acaba de estrenar es una auténtica aberración cinematográfica). Sin embargo, no deja de ser un filme de animación más que digno (por cierto espléndidamente animado y con un acertado toque nostálgico pulp-naif muy divertido) y verdaderamente entretenido a pesar de su resultado irregular.
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