Porco Rosso
lunes, 19 de mayo de 2014
UNA VIDA EN TRES DÍAS de Jason Reitman - 2013 - ("Labor day")
Verano de 1987. Henry, un chico que está entrando en la adolescencia, vive solo con su madre, que se acaba de separar de su padre y que se encuentra deprimida, vacía y con la autoestima por los suelos. Un día, en el supermercado del pueblo, se encuentran con un hombre que parece estar herido, que huye de alguien y que les pide que lo lleven a su casa para descansar... Este misterioso desconocido va a cambiar sus vidas para siempre.
El irregular Jason Reitman entregó el año pasado (aunque se ha estrenado éste año) "Una vida en tres días", donde demuestra una vez más que, a la hora de tratar dramas sin moralinas y sin lecciones de vida (que es lo que lastra a lo bestia a películas para mi sobrevaloradas y claramente menores y hasta repelentonas como "Juno" y "Up in the air"), es un director más que solvente y con un estilo propio (aquí, de aura clásica). Tal vez sea ésta su película más depurada hasta la fecha, compitiendo directamente con su debut, la excelente e irónica "Gracias por fumar". Puede que narre una historia algo predecible y que tiene sucedáneos por todas partes, pero "Una vida en tres días", apoyada en dos actores que están sublimes y que despliegan una química fantástica (Kate Winslet y Josh Brolin, ambos como he dicho absolutamente geniales), Reitman lleva con fluidez y delicadeza una trama narrada por un niño en pleno proceso de paso a la madurez y de descubrimiento de la crueldad del mundo adulto (a veces es dificil rodar esta clase de historias sin caer en la ñoñería) que en ningún momento pierde fuelle y que cuenta con un drama excelentemente dosificado y sin efectismos (el prólogo y el desenlace son dos ejemplos de limpieza coherente tremendos).
"Una vida en tres días" trata asuntos como la redención, el fatalismo del destino, la hipocresía, la búsqueda del amor, la llegada de nuevas oportunidades vitales o las relaciones entre padres y madres e hijos con coherencia y sin verborreas baratas y se ambienta, como suele estar ahora de cierta moda, en la década de los ochenta, a la que homenajea en algunos pasajes. Cuenta además con unos paisajes naturales de la Norteamérica profunda excelentemente fotografiados. El quinto filme del hijo del director de las dos partes de "Los Cazafantasmas" es una muy buena película en todos los aspectos.
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