Porco Rosso
viernes, 9 de mayo de 2014
EL HOMBRE QUE NUNCA ESTUVO ALLÍ de Joel Coen - 2001 - ("The man who wasn't there")
1949. Ed Crane es un aburrido barbero de un pueblo de California que vive inmerso en la rutina y en la monotonía más absolutas al lado de una mujer con la que ya no tiene comunicación y rodeado de personas que no le importan en absoluto. Ed tiene la certeza de que su esposa le engaña con su jefe. Ed pretende sacar beneficios de esto y comienza a planear un turbio y peligroso chantaje... Su vida se va a transformar en un absoluto delirio.
Injustamente bastante poco reconocida dentro de una filmografía ciertamente brillante en líneas generales, "El hombre que nunca estuvo allí" es, a todas luces, una de las películas más personales de los hermanos Coen. Homenaje al cine negro clásico y también al pulp, el filme está protagonizado por un absolutamente soberbio Billy Bob Thornton en el que es uno de sus mejores y menos recordados papeles. Thornton da vida a un hombre común que, hastiado de una vida aburrida, sin alicientes de ninguna clase y atado a una mujer que ya no le llena y a unos amigos (colegas de mera circunstancia mejor dicho) que tampoco lo hacen, se mete en un lío de mil demonios que termina en turbios derroteros (se pueden imaginar, tratándose de los hermanos Coen, lo que viene después). Este lío sirve a los referidos hermanos, valga la redundancia, para analizar, como siempre, asuntos sociales de toda clase entre los que destacan aquí, por encima del resto, el hastío vital y el adocenamiento del hombre moderno (el filme se ambienta en 1949 pero las referencias valen perfectamente para cualquier momento y para el actual, por supuesto). Alrededor pivotan otros como el amor perdido, las frustraciones de la vida moderna, el estancamiento de la existencia de provincias, la hipocresía, la ambición desmedida del "quiero y no puedo", la persecución del dinero fácil, la redención en manos de un amor de juventud o la violencia. También un asunto envuelve todo esto: lo onírico.
Representado maravillosamente por los Coen, este toque onírico tiene, según yo veo, una interpretación clara: el personaje escapa por medio de los sueños y las fantasías (y estas fantasías no tienen por qué ser perfectas o idílicas en absoluto; pueden ser perversas) de su vida de "muerte en vida". "El hombre que nunca estuvo allí" está rodada en un esplendoroso blanco y negro, ambientada con una riqueza sin par (delicioso el mundo de finales de los años cuarenta que retratan) y realizada con una delicadeza preciosa que homenajea sin caer en tópicos al mencionado cine negro de la época dorada del Hollywood clásico (las muertes, el juicio, la descripción cínica y patética del personaje en la barbería... son una delicia en la que se pueden ver claramente las influencias de los mejores filmes de Billy Wilder, Howard Hawks o John Huston, por poner algunos ejemplos). "El hombre que nunca estuvo allí" es una maravilla, una de las obras maestras más redondas de los hermanos Coen y, sin embargo, permanece en su filmografía bastante apartada a favor de otras películas que también se merecen, desde luego, una gran atención, pero que eclipsan por ser más famosas de forma injusta a ésta.
ATENCIÓN: SPOILER
El inserto en el que, tras el accidente, el personaje de Billy Bob Thornton aparece en su jardín tranquilamente... ¿Cómo lo interpretáis? Yo lo interpreto como una constatación de que, todo lo que ocurre en el filme, está en la mente del protagonista, que huye de su aburrida vida sin expectativas imaginándose toda una trama negra (lo que viene a corroborar la irrupción de otros elementos fantásticos como el ovni). De ahí el hombre de la película, "El hombre que nunca estuvo allí": nunca estuvo allí porque todo se lo está imaginado durante un aburrido día en el que permanece sentado en su porche. Ahí dejo mi interpretación.
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