Estados Unidos. 1963. Ennis del Mar y Jack Twist son dos vaqueros que son contratados para cuidar durante una temporada de las reses de un ranchero. Ambos aspiran a conseguir un trabajo estable y a formar una familia: lo considerado lógico y normal en la sociedad en la que viven. Juntos, pasan muchas horas en la soledad de la montaña y el bosque. Entre ellos empieza a surgir algo especial... Algo que el mundo que les rodea no entiende ni quiere entender.
Y tras haber incursionado con éxito artístico (injustamente sin éxito de crítica en general) en el cine de superhéroes con la infravaloradísima "Hulk", Ang Lee volvía una vez más a cambiar de registro para entregar un drama y, en este caso, un drama homosexual cuyo proyecto, basado en un relato de Annie Proulx, llevaba rondando por manos de diversos directores (como Gus Van Sant e incluso Pedro Almodóvar al parecer, que lo barajó como su posible primera película fuera de España) desde al año 1997 y que era sistemáticamente rechazado por ser considerado un tema tabú por lo menos en lo referido a las taquillas comerciales de los Estados Unidos. En mi opinión, "Brokeback Mountain" es la obra maestra del director junto a "La tormenta de hielo": Lee toca las fibras del mejor drama clásico del Hollywood dorado y las fusiona con el mejor relato épico (casi se parodia, aunque con dignidad, al western) para retratar la historia de amor entre dos vaqueros, historia que se ve frustrada por una sociedad represiva y homófoba y que les obliga a mantener su relación durante décadas oculta a los ojos de todos, incluso de sus propias familias. El tristemente fallecido Heath Ledger y Jake Gyllenhaal entregan dos papeles absolutamente soberbios como los protagonistas; la película es el buen hacer eterno de Ang Lee, pero también es la química que ambos actores despliegan: las escenas de pasión, de ternura, de conflicto que los dos representan ponen los pelos de punta.
"Brokeback Mountain" es un maravilloso retrato del amor proscrito, de la frustración sexual y sentimental y también por supuesto social, de la rebeldía contrapuesta al miedo a la marginación, de la cabezonería (justa) a la hora de reclamar unos derechos que la colectividad niega, del impacto del ser "diferente" en un mundo que niega toda diferencia. Los diálogos son delicados y lúcidos, la historia fluye y emociona sin efectismos, el drama es el justo y el necesario sin caer tampoco en exageraciones o tópicos (algunos directores habrían caído en ellos a la primera), los dos actores principales como he dicho son soberbios, los secundarios están también fantásticos y finalmente, aunque no menos importante, los paisajes de la Norteamérica profunda en la que el filme se ambienta están espléndidamente retratados. La novena creación de Ang Lee sentó además precedentes: no fue el primer drama homosexual que se estrenó comercialmente en Hollywood, eso desde luego, pero sí que fue uno de los que más ayudó a dar visibilidad de manera definitiva a este tipo de historias en las grandes salas. Hoy, es un clásico.
Una historia de amor complicada y en un época y lugar aún más complicados. Me gustó muchísimo por la ternura en la que trata toda la historia de amor. Muy dura de ver, sobretodo el final. Lo único malo que le pude encontrar fue lo larga que fue.
ResponderEliminarkiss