Joong-ho es un antiguo policía metido a proxeneta de Seúl que está preocupado porque varias de sus chicas han desaparecido. Cuando empieza a investigar, descubre algo monstruoso... Y se ve implicado, junto a sus ex-colegas de profesión, en una trama demencial en la que están en juego vidas humanas y en la que es preciso actuar con rapidez para salvarlas.
Hace algún tiempo tuve la suerte de descubrir, en la cinemateca de mi ciudad, al director surcoreano Na Hong-jin, cuyo segundo filme "The Yellow Sea" me gustó bastante. Hace pocos días le he echado el ojo a su primera película, "The Chaser", y me ha dejado absolutamente nockeado. Filme de culto en Corea del Sur y por desgracia todavía poco conocido en occidente, "The Chaser" es uno de los thrillers más espectaculares que he tenido el gusto de ver en los últimos años. Muchísimo más ajustada que la desbocada (que no mala pero sí algo salida de tiesto) "The Yellow Sea", el debut de Hong-jin es una historia que va de menos a más y que, tras un comienzo lineal e incluso con algún tópico, atrapa irremisiblemente al espectador en una trama visceral espléndidamente llevada que dosifica sin fisuras el puro thriller, el humor negro y el drama más desgarrador. Por medio de una historia más de asesinatos y de policías el director traza un mapa de sentimientos humanos fantástico en el que se tratan el deber, la redención, la violencia, la muerte, la venganza, la infancia destrozada o la ineptitud social. Los personajes, espléndidamente interpretados, ganan interés de una forma vertiginosa y, el duo protagonista, personificado por los hasta ahora habituales del director Yun-seok Kim y Ha Jung-woo, mantiene en todo momento una química envidiable.
La trama del filme, además, está llena de sorpresas: despista con limpieza a los tópicos del thriller "al uso" en el que todo filme de estas características está siempre en peligro de caer y deja al espectador anonadado ante sus del todo inesperadas vueltas de tuerca. Por otra parte, las escenas de acción de "The Chaser" son una delicia, y ese combate final pone completamente los pelos de punta. La ambientación, oscura justo cuando tiene que serlo y realista en todo momento, es la adecuada. El debut de Na Hong-jin fue según he leído un éxito de culto fulminante que se colocó nada más estrenarse entre los más grandes taquillazos de la historia del cine surcoreano. Hay que reivindicarlo sin cesar y espero que no sea conocido aquí sólo porque cualquier día a cualquier ejecutivo de Hollywood se le ocurra hacerle un remake.
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