Porco Rosso
martes, 19 de noviembre de 2013
NICKY, LA APRENDIZ DE BRUJA de Hayao Miyazaki - 1989 - ("Majo no takkyubyn")
Al llegar a la adolescencia la bruja Nicky, según manda la tradición, se marcha a vivir un año sola para formarse en su disciplina y como persona. Le acompaña Jiji, su gato sabio y mágico. Nicky elige una bella ciudad costera para establecerse. Allí, va a experimentar lo que es la vida en plena independencia y también lo que es la amistad y la responsabilidad para con los demás.
Después de la mítica "Mi vecino Totoro", Hayao Miyazaki volvió a presentar una fábula sobre el paso de la infancia a la primera madurez en "Nicky, la aprendiz de bruja", una joyita de la animación que ha sido eclipsada por las películas más famosas del director japonés pero que no desmerece en absoluto del resto de su filmografía. Muy sencilla en su argumento, como la mencionada "Mi vecino Totoro", el quinto filme de Miyazaki narra la historia de una joven aprendiz de bruja bondadosa, Nicky, que a modo de "graduación" ha de vivir sola durante un tiempo entre seres humanos comunes, sin poderes mágicos, para formarse como persona. La trama vuelve a ser casi mínima y en su discurrir cobran importancia clave los pequeños detalles que la salpican: volvemos a una cotidianeidad encantadora en donde las acciones más leves de la vida diaria están cargadas de significado y que integra perfectamente la mencionada cotidianeidad (valga la redundancia) en un mundo de realismo mágico coherente y personal. Los personajes vuelven a estar cargados de buenos sentimientos y los seres fantásticos son una suerte de guardianes de dichos personajes en su aprendizaje.
Cobra especial importancia en la película uno de los habituales animales "mágicos" que tanto suelen gustar a Miyazaki: el de Jiji, el sabio gato de Nicky, que a todas luces es un nuevo Totoro que acompaña a la protagonista en su tránsito hacia el mundo adulto, tránsito nada traumático pero consecuente y realista cargado de melancolía (por eso el filme es tanto para niños como para adultos: me atrevería a decir que estos se verán perfectamente reflejados en ciertas vivencias de la joven bruja). El aspecto animado de "Nicky, la aprendiz de bruja" es una vez más genial y absolutamente impecable. A la habitual y fluida animación llena de realismo y detalles hay que añadir ahora el retrato de un mundo fantástico de aires mediterráneos en el que la luz traduce los sentimientos de los personajes que no son claros a simple vista. Posiblemente le falte la perfección que tienen obras como "Mi vecino Totoro", "Porco Rosso", "La Princesa Mononoke" o "El viaje de Chihiro", pero la quinta cinta del sensei animado japonés es fantástica en todos los aspectos.
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