Porco Rosso

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domingo, 19 de mayo de 2019

DESTINO DE CABALLERO de Brian Helgeland - 2001 - ("A Knight's Tale")


Inglaterra. Siglo XIV. Al morir su maestro, el caballero al que él sirve de escudero, William Tatcher decide sustituirle en secreto y participar en el gran torneo de justas, a pesar de que es de origen plebeyo. Pero William es un gran combatiente: uno de los mejores, y ha recibido un completo entrenamiento. Pronto, comienza a ascender y a llamar la atención entre el pueblo y entre los nobles. Pronto, también, se gana enemigos... Y se enamora.


Brian Helgeland es un director norteamericano sin mucha personalidad destacable pero que ha dirigido algunas películas entretenidas. Ha dirigido el remake de "Payback" y su secuela, "Payback: Straight Up", la comentada "Destino de caballero", la película de terror "Devorador de pecados", el drama deportivo "42" y el thriller "Legend".


Ahora que parece que Robert Pattison puede ser el nuevo Batman, no está de mal recordar que Heath Ledger era también, antes de interpretar al Joker en la magistral "El caballero oscuro", el típico "guapito" de Hollywood que hacía "películas de guapitos". "Destino de caballero", una cinta completamente del "estilo Disney", no es una gran película: ni siquiera llega a ser buena del todo. Sin embargo, tenía una cosa curiosa que en su día la diferenció de otras: se trataba de una aventura medieval al ritmo de rock n'roll donde sonaba Queen en las justas (bueno es recordarlo también ahora que el grupo de Freddie Mercury está en lo más alto de nuevo). Heath Ledger hace el papel de un campesino que quiere llegar a ser caballero y Shannyn Sossamon es una princesa de manual y su objetivo amoroso, y luego está Rufus Sewell que es el malo malísimo de la función y algún secundario cómico por ahí. Es todo predecible y un vehículo más de la ideología del triunfo americana de siempre, pero sí que es cierto también que algunos pasajes, con sus simpáticos anacronismos, producen simpatía, valga la redundancia, y resultan entrañables. La película, aparte de esto, tampoco da gato por liebre: es lo que es, y tiene cero pretensiones. La ambientación cumple y las escenas de acción también, la verdad, y los elementos románticos no llegan a ser cansinos. Tuvo éxito en su momento y sirvió para seguir aupando a Ledger hacia el estrellato. 


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