Porco Rosso

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sábado, 12 de enero de 2019

MARY POPPINS de Robert Stevenson - 1964 - ("Mary Poppins")


1910. George y Winifred Banks, un matrimonio acomodado de Londres, tienen un problema grave: todas las niñeras les abandonan porque sus dos hijos pequeños, Jane y Michael, son dos demonios a los que es imposible educar y que suelen escaparse y meterse en problemas sin cesar. Por suerte para ellos está a punto de aparecer la definitiva: Mary Poppins, una mujer muy especial que les va a enseñar cosas muy especiales.


¿Qué voy a decir a estas alturas de "Mary Poppins"? Poco, muy poco, que no se sepa ya. Dirigida por Robert Stevenson, un artesano que entregó alguna película interesante con técnicas interesantes como ésta o como la también mítica "La bruja novata", presentaba una historia que, para el canon de 1964, era bastante feminista. No solamente porque la madre de la familia del filme fuese una activista por la igualdad y por los derechos de las mujeres, sino porque la propia Mary Poppins (inolvidable Julie Andrews, del todo inolvidable e icónica) era una mujer empoderada que venía a poner orden y sobre todo sentimientos y una pizca de locura y aventura en un hogar rígido y encorsetado, marcado por un padre intransigente dedicado a los negocios. Hoy en día, el filme puede verse bastante ingenuo, y su trama es algo errática incluso, pero tiene momentos geniales (prácticamente todos los musicales) y una capacidad evocadora que todavía sigue sorprendiendo. Su apuesta por la imaginación y por la bohemia en un mundo cerrado, administrativo, de casas perfectamente ordenadas y señoriales y adultos estreñidos, sigue tocando algo en nuestro corazón, aunque suene tópico grueso esto que estoy diciendo. Y su desenlace, aunque sea del todo irreal e incluso algo tonto, apela a la magia y a los buenos sentimientos puros para salir por la tangente con un giro de guión que es el que es pero que tampoco hace demagogias baratas.


Hay que añadir también el aspecto técnico del filme. Como musical es genial y todos sus números, desde el más mítico al menos recordado, hacen vibrar. Pero, sobre todo, hay que hablar de la mezcla de personajes reales y animados que ha caracterizado siempre a la obra. No fue el primero en hacerlo (desde 1920 se emplea este estilo con mayor y menor fama y fortuna), pero sí que su técnica, para 1964, es extremadamente perfecta. Amén del encanto de los referidos dibujos. Y no olvidemos la ambientación y el empleo de la luz, que nos lleva a un lugar de melancolía extraña donde, sin embargo, todo es posible. "Mary Poppins" es un cuento muy bello, que no ha perdido capacidad para hacer soñar, aunque sea un ratito, a esos adultos ocupados que somos muchos ya. Si se entra en su juego, se descubre por qué es un clásico fulminante e indiscutible desde el momento de su estreno.


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