Porco Rosso
lunes, 28 de enero de 2019
EL VICIO DEL PODER de Adam McKay - 2018 - ("Vice")
1963. Dick Cheney es un joven estudiante de la Universidad de Wyoming que pasa sus días sin apenas ir a clase y de juerga en juerga y de resaca en resaca. Su novia, Lynne, está muy harta de su pasotismo y de sus excesos y está muy preocupada por llevar a su lado una vida sin futuro. Todo está, sin embargo, a punto de cambiar para él. Y de forma muy, muy radical...
En "La gran apuesta" Adam McKay ya destrozó al sistema financiero mundial y norteamericano en particular mientras nos explicaba cómo se gestó la gran crisis económica que empezó en 2008 y que nos jodió la vida durante toda una década (y algún resquicio, sobre todo en consecuencias populistas, nos queda de ella todavía). Ahora, en "El vicio del poder" (de título real y mucho más brutal "Vice" -su doble sentido es impagable-), retrata la vida de Dick Cheney, el que fue el vicepresidente de los Estados Unidos durante la presidencia de George W. Bush. Con una ironía sardónica y con un sentido del humor cruel y brutal, descarnado, inteligente y sin concesiones, McKay sigue la historia de este hombre, un burócrata entre bastidores que, sin embargo, ha sido uno de los grandes artífices de las grandes decisiones políticas que su país ha tomado en las últimas décadas. Un Christian Bale soberbio, absolutamente inolvidable, le da vida en el que es uno de sus mejores y más antológicos papeles: impecable, de matrícula de honor. Le acompañan secundarios como Steve Carrell, Amy Adams (los dos geniales) y un Sam Rockwell que, en un papel más pequeño pero decisivo, lo clava como el mencionado Bush (es igual, pero igual, igual). "El vicio del poder" es una comedia casi, montada con un ritmazo, y capaz de extender y dosificar muchísima información de forma clara y amena, y además información compleja.
No sólo explica la situación política de las décadas que recorre, con sus tejemanejes y sus oscuridades públicas, sino que hace un retrato descarnado y desolador de un clásico hombre de mando de los USA que, ante todo, se siente un patriota. La película tiene momentos inolvidables, discursos inolvidables, actuaciones inolvidables, y además un ataque al machismo que sigue presente en la política estadounidense: la mujer de Cheney, condenada a permanecer por ser mujer en una segunda fila, es sin embargo, y muchísimas veces, la artífice de las tramas y de la propaganda y estrategia de su marido. También critica igualmente a la homofobia, que puede condicionar todavía una carrera en este mundo de luchas internas despiadadas. "El vicio del poder" es una obra de arte. No se la pierdan. La política norteamericana explicada paso a paso como nunca antes la habían visto.
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