Porco Rosso
viernes, 5 de octubre de 2018
EL REINO de Rodrigo Sorogoyen - 2018 - ("El reino")
Manuel es un alto cargo de la política de provincias, muy prometedor, muy influyente, muy poderoso y que hace y deshace a su antojo con sus amigos del partido, sus cómplices. Manuel está listo para dar el salto al ámbito nacional. Sin embargo, unas filtraciones le colocan en el centro de gravísimas acusaciones de corrupción. Inmediatamente, los agentes de la ley empiezan a investigarle, los medios comienzan a atacarle y su grupo a abandonarle a su suerte. Su vida se convierte con rapidez en un infierno...
Después de la fantástica "Que Dios nos perdone", Rodrigo Sorogoyen retorna por todo lo alto con "El reino", un nuevo thriller que hunde ahora, todavía más, sus raíces en la corrupción política en España. Antonio de la Torre es un político podrido que, al ser destapado su caso, cae en una espiral de destrucción personal y mediática que va extendiendo progresivamente sus tentáculos por todas partes. Por demasiadas partes. Les va a sonar su historia, y la de todos los que le rodean, sí: desgraciadamente, les va a sonar mucho, y en algunas escenas solamente les va faltar poner nombres y apellidos. Sorogoyen, aunque le cuesta algo arrancar, en cuanto pilla la carrerilla nos atrapa y nos vapulea sin cesar con una tensión in crescendo maravillosa. La banda sonora es la perfecta, el ritmo clavado y demencial, y hay escenas para el recuerdo con actuaciones del todo inolvidables. "El reino" es puro nervio, puro horror cotidiano y político, y es tan horrible porque es demasiado reconocible. Sus personajes son extremadamente realistas, y hasta despiertan empatía siendo algunos auténticos monstruos. Nos gusta cuando los vapulean, cuando la venganza del azar cae sobre ellos, pero también sufrimos con cierta ambigüedad cuando sus vidas caen en picado y arrastran a sus familias o a sus seres queridos. Aunque sean terribles. Aunque sean políticos. No se libra, sin embargo, nadie en el filme: ni los periodistas, cómplices de la podredumbre y más preocupados por el amarillismo sensacionalista, y ni siquiera el propio pueblo obrero, que en una reveladora escena en un bar es también acusado en parte de perpetuar el problema de la falta de honradez y de la picaresca eterna.
"El reino" es nervio puro, es thriller con estilo, es oscuridad brillante. Su estética es sobria y a la vez helada y brutal, la idónea. Y como he dicho antes, su banda sonora es la apropiada, cien por cien. Las actuaciones además son todas para el recuerdo, no solamente la de Antonio de la Torre. Intérpretes como Ana Wagener, Josep María Pou o Mónica López lo clavan. Sencillamente, lo clavan. Pero si a uno le daría un premio sería a Luis Zahera, que nos regala la actuación más brutal e hilarante de todo el metraje. Me sobra sin embargo su desenlace: creo que, tras haber metido tanto el dedo en la llaga, termina por resultar demasiado ambiguo, excesivamente abierto. No opinan otros igual: para muchos es el indicado. No sé, a mi me dejó frío a última hora y creo que le impide al filme ser redondo. No lo lastra esto, por supuesto. "El reino" es cine español comprometido de verdad, por fin. Cañero y sin demasiadas concesiones. Una de nuestras películas clásicas instantáneas de seguro. No se la pierdan, porque está ahora mismito en las salas.
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