Porco Rosso

Porco Rosso

martes, 23 de enero de 2018

FE DE ETARRAS de Borja Cobeaga - 2017 - ("Fe de etarras")


Verano de 2010. España avanza sin cesar en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica y parece que puede, de verdad, ganarlo. En una capital de provincias española, en un anodino piso franco, se reúnen cuatro miembros de la banda terrorista ETA. El jefe del comando es Martín "El Riojano", un experto en la lucha clandestina que ha entregado toda su vida a la organización, y sus subordinados son Alex y Ainara, una joven pareja que supedita su relación a "la causa", y Pernando, un chico de un pueblo de Albacete obsesionado con ser vasco. Juntos, esperan una llamada que les dará luz verde para pasar a la acción... Pero la llamada tarda en llegar, y los cuatro se sumergen en la molicie del verano y, para colmo, tienen que ver todos los días miles de banderas españolas colgadas en todas partes. Pronto, el aburrimiento se vuelve intolerable y surgen dudas y conflictos y, por si fuera poco, rumores de que ETA va a dejar las armas y a pactar con el gobierno.


Decía hace poco más de un mes, cuando comentaba "Negociador", que no confiaba mucho en la carrera de Borja Cobeaga, que había dado el pelotazo con la divertida "Pagafantas" pero se había repetido, y mal, en la mala "No controles". Y decía que me había sorprendido para bien, para muy bien, su cambio de rumbo. "Negociador" es una joya del cine español y una película interesante y valiente, y lo mismo me parece la última que ha estrenado, "Fe de etarras". Volvemos a tener una comedia ahora, pero también volvemos a tener sobre la mesa el asunto del problema del País Vasco y la banda terrorista ETA. De nuevo, Cobeaga vuelve a ser valiente, y aquí en concreto nos regala una de las películas cómicas más geniales de nuestra filmografía. "Fe de etarras" tiene un humor muy negro (no en un sentido sangriento, más bien en un sentido oscuro), muy triste, muy patético. El director pone a convivir a un grupo de etarras en un piso franco de una capital de provincias de fuera de Euskadi en plena victoria de España en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica en 2010 y en pleno proceso de negociación para, presumiblemente, cesar con la violencia del grupo. La trama, centrada en la espera interminable en la molicie del verano de estos personajes, todos genialmente dibujados y bastante lamentables en sus vidas personales, se burla sin piedad de los fanatismos nacionalistas (de ambos bandos), de la manipulación histórica, de la lucha clandestina de los propios etarras, de los códigos de honor de este tipo de organizaciones. El humor es por momentos chispeante, pero está todo sembrado de escenas verdaderamente, como he dicho, tristes y hasta patéticas. La sensación de derrota, de fracaso, de vida tirada a la basura luchando para otros, es terrible y flota descorazonadora en el ambiente. Hay momentos absolutamente geniales, que dan ganas de llorar, y que ponen de manifiesto la estupidez de entregar la existencia entera a una ideología, sea cual sea, y a unos líderes políticos que al final no están casi nunca presentes y que parecen mirar solamente por su culo.


Los actores protagonistas están sencillamente soberbios. Javier Cámara en especial nos da uno de los grandes papeles de su carrera. Su individuo, marcado por una historia del pasado que le ha perseguido siempre y por no ser "vasco de nacimiento", es un ser acomplejado, fuerte y débil a la vez, deseoso de destacar y de probarse sin parar. El actor madrileño borda al personaje, a veces perdido y triste, a veces un completo imbécil, a veces un héroe forzado y poco eficiente. Lo mismo se puede decir de Gorka Otxoa, Miren Ibarguren y Julián López. La historia de los dos primeros, supeditando su relación a "la causa", es de un patetismo inigualable, y ya del personaje que interpreta el último, un etarra de un pueblo de Albacete obsesionado con el País Vasco y con un complejo de inferioridad brutal, mejor ni hablamos. Y secundarios como Ramón Barea y Luis Bermejo están excelentes. "Fe de etarras" es una de las mejores comedias españolas de los últimos años, una película valiente de verdad, como la anterior "Negociador", y que mira a la cara con humanidad a ese conflicto terrorista que tanto nos ha marcado y amargado en los últimos treinta años.


No hay comentarios:

Publicar un comentario