Documental sobre la ocupación por parte de inmigrantes y brasileños pobres de un gran edificio abandonado del centro de Sao Paulo, que rehabilitan para convertirlo en un hogar habitable, y de los problemas que los nuevos inquilinos tienen tanto con el gobierno como con el resto de la sociedad de la ciudad.
La brasileña Eliane Caffé tiene una larga carrera como directora a sus espaldas, aunque a España por desgracia apenas ha llegado a las salas su última película, la que hoy comentamos: "Hotel Cambridge". Desde 1998 ha dirigido los largometrajes "Kenoma", "Narradores de Javé", "O Sol do Meio Dia" y "Ceu Sem Etermidade", además de la serie para televisión "O Louco Dos Viadutos".
"Hotel Cambridge" es un docudrama en el que se narra la historia de la ocupación de un viejo edificio del centro de Sao Paulo por un gran y desesperado grupo de inmigrantes y brasileños pobres. Se mezclan hechos de ficción, pero siempre basados en las propias historias reales de los ocupas, y hechos acaecidos realmente en este entorno que la cámara retrata. La gran mayoría de los actores y de las actrices del filme son los propios protagonistas del documental, que se interpretan a sí mismos. Con una cámara nerviosa, cerrada, que busca el máximo realismo y a la vez lograr un relato de una clara intimidad, Eliane Caffé viaja por las vidas de un grupo de personas que viven su día a día al límite, que no tienen nada (ni futuro algunos tanto en su país natal como en el de acogida) y que han de ocupar los lugares abandonados de la ciudad para poder tener un techo. "Hotel Cambridge" muestra desde dentro cómo se organiza una comunidad de ocupas y las relaciones de toda clase que surgen entre sus miembros. Lo hace improvisando durante el rodaje, captando lo que encuentra, y también a través de las mencionadas vivencias de sus miembros y de las páginas que habilitan en Internet para dar a conocer su situación. El documental adolece, creo, que una parte intermedia en la que pierde algo el ritmo y el fuelle: da bastantes rodeos en los mismos asuntos. También le han echado en cara el querer retratar una realidad echando mano habitualmente de momentos claramente impostados, por lo cual su condición real de documental no sería tal. Sin embargo, no es éste tampoco el primer documental que echa mano de lo impostado, y eso no le resta autenticidad. Hay que decir también que cerca del desenlace el mencionado ritmo se recupera, por suerte, y este desenlace es además magnífico y, tristemente, esclarecedor de muchas injusticias que ocurren en Brasil (y en miles de países más) amparadas en el miedo al extranjero. Se trata la pobreza, la miseria diría incluso, y la falta de oportunidades, la frustración vital a causa de un sistema que cierra todas las puertas, la violencia, el racismo, el desarraigo, los problemas de comunicación entre culturas o la situación de inmigrantes de países en conflicto como Palestina. Fue una suerte que la filmoteca de Málaga, mi ciudad, estrenase este documental tan poco conocido. Lo recomiendo.
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