Porco Rosso
martes, 18 de julio de 2017
CARTAS DE LA GUERRA de Ivo Ferreira - 2016 - ("Cartas da guerra")
1971. Antonio, un joven médico portugués que quiere ser escritor, es enviado a servir como doctor al frente de Angola, país con el que el suyo, del que es colonia, está en guerra. Deja a su mujer, con la que se acaba de casar, esperándole en Lisboa. El dolor de Antonio es inmenso, y para colmo, al llegar a su destino se encuentra con una realidad violenta y terrible y descubre que la guerra no tiene nada de honorable. Todo este dolor va Antonio a retratarlo en las cartas que va a escribir a su amada, su única válvula de escape ante su triste situación.
Llevar a la pantalla una obra escrita de género epistolar es difícil, y muchas veces los directores fallan estrepitosamente en este cometido. Es lo que le ha pasado al portugués Ivo Ferreira en su debut, esta "Cartas de la guerra" que estrenó el año pasado y que se llevó bastantes y buenos premios en festivales de renombre. De la misma manera que puteo películas comerciales que son horrorosas, también puteo películas no comerciales que son igualmente horrorosas. Las pretensiones bienintencionadas, la ambición del proyecto, la bellísima fotografía y la rica representación de la época no salvan a "Cartas de la guerra" de ser infumable. Y digo infumable porque el filme no es más que una colección de cartas, como su nombre dice, acompañadas con imágenes. Adapta la colección "Cartas de guerra. Correspondencia desde Angola", valga la redundancia, que el gran escritor portugués Antonio Lobo Antunes escribió y envió a su mujer entre los años 1971 y 1973, durante la Guerra Colonial entre Portugal y el mencionado país africano a la que fue enviado a servir como médico. Las cartas son preciosas, duras, crudas, y ponen a parir a la mencionada guerra, al gobierno portugués de entonces, a la cultura de la violencia, mientras retratan la profunda tristeza del escritor, alejado de su mujer, que se quedó esperándole en Lisboa, y obligado a ver todos los días atrocidades de toda clase. Se pone en la picota el colonialismo europeo pero también las costumbres brutales de los nativos del país ocupado, el machismo, la violencia, la superioridad moral de los portugueses, la crueldad bélica de gobiernos y súbditos. Hay epístolas realmente preciosas, de una intimidad brutal, de amor loco e incondicional, y otras de horror terrible. Lo dicho: las intenciones geniales. El resultado terrible.
Ivo Ferreira escoge epístolas aisladas, según le da a él, y las coloca en un orden impostado (el libro es inmenso y adaptarlo es muy, pero que muy difícil) y a cada una le mete una escena aislada. La fotografía preciosa y algunos momentos de lirismo sencillamente maravillosos. Pero no hay coherencia. No hay trama unificada. Y las escenas aisladas de por sí solas no llaman la atención más allá de lo visual combinado con palabras poéticas; no enganchan al espectador. No hay conexión. Todo se vuelve por ello soporífero y el público se duerme. Me costó terminar esta película, y eso que la vi en el cine. A la media hora había perdido todo el hilo, y luego me di cuenta de que apenas había hilo. Preciosidad empacada de cualquier manera. No, no funciona "Cartas de la guerra", y no entiendo los premios que tiene. Tan ambiciosa como fallida, tan bella a los ojos como insoportable.
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