Contra todo pronóstico, Rayo McQueen ha sido derrotado en su última carrera por Jackson Storm, un vehículo de una nueva gama que posee una tecnología punta que le hace más rápido y potente que los demás. Los medios de comunicación, por si fuera poco, le han relegado rápidamente al estatus de "vieja gloria" y el público ya piensa que sus mejores días acaban de pasar para siempre. Rayo, sin embargo, no piensa rendirse... Y va a comenzar un nuevo y duro entrenamiento para volver a recuperar el podio de la que es su pasión y su razón para vivir.
Pienso seriamente que Pixar tiene a la saga de "Cars" para vender merchandising y sacar pasta y poco más (bueno, y para producir luego otras películas mejores, no vamos a ser tan mal pensados). Las dos primeras entregas de la hasta ahora trilogía eran claramente más flojas e infantiles que todo lo que la compañía había hecho hasta entonces, y tenían más moralina barata, un humor mucho menos inteligente y adulto y un estilo más naif. "Cars III", orientada a niños más pequeños de la norma y casi nada a los adultos que puedan acompañarles al cine, es la confirmación de todo esto. Ahora ya no hay quien la salve: posiblemente sea, y con diferencia, la película de Pixar más mala (sí, mala) hasta este momento, por encima incluso de cositas más endebles como "El viaje de Arlo", que a mi por lo menos no me convenció demasiado. La historia está manida y es predecible, los personajes antiguos son repetitivos (aunque ahora por lo menos el plasta de Mate no es tan protagonista como en la segunda entrega ni suelta tanto chiste malo por segundo) y los nuevos no dicen absolutamente nada (ni siquiera un villano de la función extremadamente soso), el maniqueísmo está trazado con una línea demasiado gruesa (o hay buenos humildes y solidarios o hay malos gilipollas o egoístas y nada más), las carreras nos las sabemos de memoria, los giros de guión están muy vistos y el desenlace, que sí que tiene un toque algo novedoso, tiene también muchas cosas metidas con calzador (y algunas es que pasan directamente por la cara, vaya). No hay nada en "Cars III" del Pixar que conocemos. Ni ironía, ni drama serio, ni humor inteligente, ni guiños adultos, ni imaginación visual, ni tramas originales y ni siquiera escenas de acción que no sean olvidables. Nada.
Encontramos en esta desafortunada película, ya sí de forma definitiva, una película de Pixar de esas "que parecen de Dreamworks", y encima de las peores de Dreamworks (aunque Dreamworks ha cambiado para mejor en los últimos años, también es cierto). Por primera vez, la compañía de "Toy Story" nos ha entregado una producción que verdaderamente se puede calificar, como he dicho antes, como mala. ¿Que la animación es preciosa? Bueno, eso pasa en todas las producciones de este estudio sin excepción. No la salva de la quema. "Cars III" es un rollazo patatero demasiado infantil y demasiado simplón destinado a sacar pasta pasando la gorra en el cine y en las tiendas de peluches y merchandising. Triste, pero es lo que hay. A pesar de todo, por suerte, la norma de Pixar hasta ahora ha sido otra, y esperemos que esto sólo sea un patón aislado y que se quede en esta saga, que me huele que tendrá cuarta parte.
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