Porco Rosso
martes, 16 de mayo de 2017
JOHN WICK: PACTO DE SANGRE de Chad Stahelski - 2017 - ("John Wick: Chapter Two")
Al volver a su casa, John Wick recibe la visita de un viejo socio, el mafioso Santino D'Antonio, que quiere encargarle un trabajo. John Wick, que está retirado, se niega, a pesar de que tiene un pacto de sangre con él desde hace años que en teoría le obligaría a aceptarlo. Santino se marcha pero le avisa de que esto no va a quedar así... Está a punto de comenzar otra brutal carnicería.
"John Wick: Pacto de sangre", segunda entrega de las aventuras de John Wick recién estrenada en los cines, tiene bastantes puntos en los que roza un cierto despropósito, pero también tiene una de las colecciones de escenas de acción más potentes que he visto en mucho tiempo. Chad Stahelski se queda en la dirección tras la marcha de David Leitch y entrega más de lo mismo, pero con más efectos especiales y más estilo visual. Es cierto que la trama es bastante simplona a pesar de contar con algunos momentos de buena representación de cine negro y con villanos que cumplen de sobra, pero la de la primera entrega tampoco es que fuese extremadamente profunda, aunque sí que da la sensación de que el filme es una especie de "prólogo alargado" para esa tercera parte de la saga que estoy seguro de que llegará en algún momento de los próximos años. Sin embargo, a pesar de esto, el argumento de esta segunda misión de "John Wick" tampoco da gato por liebre: es un soporte básico para un espectáculo de acción por todo lo alto. Y como he dicho, ahí el filme es sobresaliente. John Wick sigue cepillándose a todo kiski lleno de nervio, de brutalidad, de energía y de estilo. Los combates y las persecuciones, los tiras y aflojas del protagonistas con sus enemigos, son una maravilla, un regalito exquisito para los amantes de este tipo de cine. Desde la brutal introducción hasta el genial homenaje que se realiza a la sala de los espejos de "La dama de Shanghai" de Orson Welles. Todo duele, la sangre brilla, los coches crujen al romperse, los escenarios también, y las coreografías son fantásticas. Sí, Keanu Reeves da vida a un personaje invencible, que hasta recibe algún que otro tiro que le habría mandado instantáneamente al otro mundo y se queda tan pancho. Pero es parte del espectáculo y las fantasmadas que representa no son las peores que se han visto en una película de su género. "John Wick: Pacto de sangre" es diversión pura y dura, entretenimiento de mucha atura, y además con personajes carismáticos como el de Laurence Fishburne y el de Ian McShane (pero qué presencia que tiene este actorazo que clava todo lo que hace siempre). La secuela de "John Wick" es exactamente lo que ofrece, y lo que ofrece lo da bien, más que bien: muy bien. Absténganse gente con prejuicios hacia el thriller de acción porque no la disfrutarán como es debido.
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