Porco Rosso
martes, 18 de abril de 2017
OLIVER TWIST de Roman Polanski - 2005 - ("Oliver Twist")
Oliver Twist es un niño huérfano que vive en una casa de acogida con otros tantos, en la que pasa hambre y necesidades. Un día, es elegido por sus compañeros para pedir más comida a los directores del centro... Por su osadía, es castigado y ofrecido como aprendiz a la primera persona que quiera contratarlo. Empieza una época de grandes penurias para Oliver, época que sin embargo también le va a llevar a un lugar que no esperaba donde va a tener la oportunidad de rehacer su vida.
Siempre arriesgado y reacio a acomodarse, Roman Polanski quiso cambiar de género una vez más tras "El pianista" y, en sus palabras, "rodar una película que los niños pudiesen disfrutar", ya que no estaba contento en aquel momento con las películas que se estrenaban en los cines para el público infantil. Por eso adaptó una nueva versión del clásico inmortal de Charles Dickens "Oliver Twist". Que dicho sea de paso, me parece que daba para más y que, desde luego, se queda muy lejos de las grandes películas de este genial director. Las intenciones son buenas, y en el aspecto técnico todo está clavado: la ambientación es deliciosa, el vestuario también, la banda sonora es perfecta, las escenas de persecuciones están muy bien rodadas y actores como Ben Kingsley (el más destacado del filme sin ninguna duda, aunque también el que tiene un personaje para lucirse mejor) están fantásticos. Sin embargo, al filme le falta alma y concisión. Le falta alma porque el protagonista, el entonces un niño Barney Clark, no inspira nada. No se crean: le pasaba lo mismo en mi opinión al pequeño John Howard Davies del "Oliver Twist" de David Lean de 1948, y lo digo siendo consciente de que tal vez algún purista quiera cortarme la cabeza por ello. No es un actor, o por lo menos no lo era entonces, que tenía doce años, para interpretar a un personaje de semejante calado y profundidad que además es el que tiene que llevar la mayor parte del peso de la trama. Ni tiene carisma ni nos dice gran cosa de sus emociones, y al fallar este carácter básico, la trama se resiente, y todo cae en el poder de otros actores que lo eclipsan. Apaguen y vayámonos. Tampoco esta vez le sale a Polanski bien el montaje de las escenas y sus conexiones. Tras una primera parte interesante, el filme se va por los cerros de Úbeda y descuida tramas principales para centrarse inexplicablemente en cosas que no vienen a cuento y para andarse por las ramas.
Es ciertamente bastante difícil adaptar una novela como la de Dickens, y especialmente siendo esta tan compleja, tan amplia y teniendo tantos personajes. Pero este director tiene, o supuestamente ha de tener, la experiencia de sobra para hacerlo bien, y una filmografía gloriosa en casi todos los casos a sus espaldas lo acredita. Pues aquí la cosa le falla, y la combinación de esto y de un protagonista sin relieve y sin emoción da un filme muy irregular, lleno de buenas intenciones pero que no conmueve ni llena ni consigue meter al espectador en la piel de su trama, que en su tiempo fue una denuncia social brutal de las malas condiciones en las que vivían las personas de las clases pobres de la Inglaterra de los años 1830. Floja en general para lo que el director de "La semilla del Diablo" nos ha regalado en otras ocasiones en las que ha estado más certero y avispado.
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