Porco Rosso
viernes, 3 de marzo de 2017
LA VIDA DE CALABACÍN de Claude Barras - 2016 - ("Ma vie de Courgette")
Tras la muerte de su madre, el pequeño Calabacín ingresa en un orfanato. Allí, encuentra nuevos amigos. Todos ellos son niños que o no tienen padres o han sido repudiados por ellos o sacados de sus vidas por los servicios sociales. Todos juntos habrán de pasar a la adolescencia y enfrentarse a los problemas de una madurez alcanzada demasiado rápido.
Hay películas que salen de la nada y a uno le llegan como nunca se podría haber imaginado. "La vida de Calabacín" me la descubrió una de mis mejores amigas y menos mal que lo hizo. Posteriormente, ha ido cobrando cierta fama por haber estado nominada a los Oscars. La película, la primera larga del suizo Claude Barras, famoso por haber realizado ya una importante cantidad de cortometrajes animados, está basada en el libro "Autobiografía de un Calabacín" de Gilles París y es una maravilla, una joya, una obra maestra. De apenas sesenta y seis minutos de duración, es capaz de condensar en este escasísimo metraje un torrente imparable de emociones y de asuntos sociales que atrapan al espectador, le conmueven, le hacen pensar y le abren a la esperanza. Calabacín es un niño que tras la muerte de su madre va a vivir a un orfanato. Olvídense de sordidez barata: este orfanato es un orfanato suizo y todo es aparentemente perfecto (dentro de que se trata de un orfanato, claro está, que no es un lugar alegre "per se"). Sin embargo, aquí, en este lugar bucólicamente situado en plena naturaleza, encontramos a unos pequeños entrañables y abandonados por sus padres o confiscados a ellos por el gobierno por una razón u otra. Vidas destrozadas en el peor momento que, sin embargo, luchan con todas sus fuerzas y sin descanso por salir adelante a pesar de todo. Calabacín hará aquí sus mejores amigos mientras vive el viaje iniciático que todos vivimos al pasar a la edad adulta o a la adolescencia. Amor, amistad, descubrimiento de la sexualidad, primeras decepciones y frustraciones, relaciones entre padres e hijos, enfrentamiento con la muerte, confianza, superación, carpetazo al pasado. Todo está en "La vida de Calabacín", y expuesto con una claridad y una sencillez pasmosas que sin embargo no están exentas de profundidad.
Este filme es un filme serio, muy serio, y hasta oscuro, pero no se regodea en lo malo: tampoco lo esconde. Esa es su gran virtud, y por eso cautiva tanto a pequeños como a adultos. Su animación en stop-motion es preciosa, por otra parte, y el diseño de los personajes se mete al espectador en el bolsillo desde la primera escena, así como su extraordinaria capacidad lírica y de extraer poesía de lo cotidiano. "La vida de Calabacín" es una película curativa, capaz de sacar lo mejor de nosotros mismos y de alegrar cualquier día triste, optimista sin caer en lo tonto o en lo ñoño y dura sin caer en lo exagerado. De matrícula de honor. Por favor, que se pase el testigo y sea cada vez más conocida. Lo merece de sobra y no ha tenido a pesar de los Oscars la promoción que se merece.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Gracias a Alhy por habérmela descubierto :) Otra más :D
ResponderEliminar¡De nada, nene! Gracias a ti. Mi mayor alegría es que te haya gustado tanto como a mi :D
ResponderEliminar