Tras sobrevivir a una terrible tormenta, un náufrago llega a una isla tropical desierta. Allí, en plena soledad, trata de llevar la mejor vida que puede ayudándose de la naturaleza mientras intenta construir una balsa que le saque del lugar. Un encuentro va a cambiarlo todo, sin embargo: un encuentro inesperado con una gran tortuga de color rojo.
"La tortuga roja" es el primer largometraje del holandés Michael Dudok de Wit (que tiene un Oscar por su cortometraje animado "Padre e hija", por cierto), y es una co-producción francesa, belga y japonesa nada más y nada menos que auspiciada por el Estudio Ghibli y que tiene como colaborador y director artístico al gran Isao Takahata. Ahí queda todo dicho. Y no es para menos además: el filme es una joya, una de las obras maestras animadas del pasado año sin ningún género de dudas. Se trata de una película de animación tradicional (con efectos en 3D muy bien colocados y que nunca avasallan) y que además es muda. La historia que narra es un prodigio de economía y delicadeza narrativa, valga la redundancia, y también de inteligencia que logra transmitir una gigantesca cantidad de sentimientos sin necesidad de colocar ni un solo diálogo. El tono es minimalista: las acciones más cotidianas y las más increíbles definen a los personajes y despliegan sus vivencias y sus significados. No hay una sola laguna: todo está escrupulosamente construido. El paisaje, que cobra vida como un personaje más que termina de redondear a los protagonistas del relato, es también minimalista en su concepción: se trata de una isla en la que la interacción con el medio es constante y cuyo diseño, de línea clara, está cargado de lirismo (impresionante además el uso del color y de la luz). Las interpretaciones de "La tortuga roja" están además abiertas al espectador. Es un filme sencillo, pero también simbólico, lleno de metáforas que cada cual puede tomar como desee.
En mi visión, la película habla de la soledad, de la vida en sociedad y de la construcción de una nueva, del amor, de las relaciones familiares, de la relación entre los seres humanos y la naturaleza, del paso del tiempo, de la llegada de la madurez y del enfrentamiento con la vejez y la muerte. Otros verán otros temas en la trama, tal vez. "La tortuga roja" es una obra maestra, como he dicho antes. Indiscutible y que, para variar, no ha tenido el recibimiento comercial que se merece por no pertenecer su producción a un estudio famoso. Está ahora en los cines, en unos pocos cines de unas pocas ciudades. Yo la he descubierto en la cinemateca de la mía, Málaga, y se la recomiendo encarecidamente a cualquiera que ame el cine, animado o no. No se arrepentirán.
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