Porco Rosso
sábado, 4 de junio de 2016
EL ROBO MÁS GRANDE JAMÁS CONTADO de Daniel Monzón - 2002 - ("El robo más grande jamás contado")
Lucas Santos, alias "El Santo", ladronzuelo de poca monta que se pasa la vida entrando y saliendo de la cárcel, decide dar el golpe definitivo para retirarse de una vez y acabar con su mala suerte: robar nada más y nada menos que El Guernica de Pablo Picasso. El problema va a ser que va a reunir a la banda de ladrones más chapucera de la historia y todo se le va a ir delirantemente de las manos.
Como dije al comentar hace unos meses "El corazón del guerrero", la carrera de Daniel Monzón, uno de los grandes valores del cine español tras las espléndidas "Celda 211" y "El Niño", comenzó siendo titubeante en lo que a calidad se refiere. La propia "El corazón del guerrero" tenía muy buenas intenciones y trataba de mostrar algo diferente en su día, pero era fallida. La siguiente que dirigió, "El robo más grande jamás contado", era ya terrible. Siempre intento ser justo con el cine español y, aunque pienso que está mejorando desde hace unos años (el propio Monzón es un ejemplo, porque no tiene nada que ver su primera filmografía con su última filmografía), creo que la comedia es una de sus grandes, grandes asignaturas pendientes. "El robo más grande jamás contado" narra un clásico "atraco perfecto" (muy visto) "a la española" (ya se pueden imaginar). Salvo algunas escenas imaginativas (especialmente durante el gran atraco, que he de reconocer que me hizo cierta gracia -la de la cucaracha es genial, todo hay que decirlo-), toda la película es una (una más) colección de topicazos españoles de siempre empeñada en retratar nuestro país de picaresca con las líneas gruesas de siempre. La crítica social está bien (de hecho es uno de mis géneros preferidos y suelo quejarme del poco cine social que suele haber en España), pero la crítica social tiene que ser irónica para ser efectiva, y enfrentarnos al enésimo retrato de los trápalas de siempre interpretados con los mismos "ticks" televisivos de siempre que hacen las mismas chapuzas de siempre y que se regodean en revolcarse en el país exageradamente cutre y castizo de siempre (parece que no hemos salido del complejo de fulleros y fanfarrones de los sesenta y setenta, en serio. es cansino ya) pues nos encontramos... El truño de siempre. Personajes freakies forzados sin puta la gracia, diálogos terribles y un guión con todos los elementos que ya he nombrado nos dan eso: la comedia rancia, casposa y penca española de siempre. Sí, he repetido la palabra "siempre" como un poseso, pero es que no se me viene otra. Esta película tiene ya trece años para catorce, pero es el ejemplo de esa comedia patria terrible que cada año nos llena las carteleras todavía y que se resiste a morir. ¿Cuándo superaremos esto?
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