Porco Rosso
lunes, 2 de mayo de 2016
SANGRE Y ORO de Jafar Panahi - 2003 - ("Talaye Sorkh")
Hussein es un joven repartidor de pizza a domicilio que, debido a su trabajo ambulante, conoce bastante bien todos los ambientes de Teherán, su ciudad, desde lo más pobres hasta los más ricos, con los que compara su humilde y aburrida vida. Va a casarse en un matrimonio concertado con la hermana de un amigo suyo por pura convención social, no tiene ni un céntimo y se siente hastiado de su vida en un país pobre y en el que no existe prácticamente ninguna libertad. Estas circunstancias van a llevarle a tomar unas medidas que nunca había pensado tomar.
Ligeramente eclipsada tal vez por otras películas suyas más polémicas en su país, "Sangre y oro" es otra de las grandes obras de Jafar Panahi, la cual le reafirma, tras la brutal "El círculo", en las filas del mejor y más combativo cine social. El director iraní vuelve, en su cuarta producción, a retratar la sociedad de su momento en su país y ahora se centra en la pobreza y en la falta de oportunidades. La película comienza con un atraco a una lujosa joyería de Teherán y, a partir de aquí, construye paso a paso la vida de uno de sus dos atracadores, un hombre pobre, sin ningún futuro, que va a casarse con la hermana de un amigo suyo en matrimonio concertado y que trabaja como repartidor de pizza a domicilio. Su oficio le lleva por las calles de la capital iraní y le permite observar cómo es la sociedad hasta en sus más oscuros e ilegales (y en Irán casi cualquier cosa es ilegal) entresijos. Jafar Panahi, de nuevo desde una perspectiva heredada de cierto documental que ya ha puesto en práctica en otros filmes suyos, sigue con su cámara a este desclasado, que visita desde los hogares pobres (el suyo mismo) hasta los más ricos (ricos pero aplastados por la dictadura religiosa y moral del régimen). Asistimos a toda clase de injusticias: marginación de la mujer (uno de los asuntos base de Panahi), intransigencia e intolerancia, pobreza, riqueza desmesurada, nihilismo, falta de oportunidades, clasismo, hipocresía, cultura de las apariencias o represión religiosa (en un país en el que existe una "policía moral" que puede encarcelarle a uno por simplemente montar una fiesta en su casa con sus amigos).
El protagonista de "Sangre y oro", joven pero ya cansado de vivir, cansado de intentar progresar sin éxito ninguno, aburrido de su monótono y mal pagado trabajo, presa de la más enorme apatía social, incapaz de hacer nada para combatir su triste realidad social, decide tomar cartas en el asunto de las formas más extremistas imaginables. Hay un comentario a este respecto incluso sobre la penetración que la cultura de masas de los Estados Unidos con todos sus tópicos es capaz de alcanzar incluso en un país tan opuesto al suyo y tan hermético como es Irán, una dictadura de carácter religioso. El hecho de que todo comienza como un atraco es un triste homenaje incluso a ese mundo de consumo y libertad al que su protagonista nunca podrá acceder. Excelente drama de Jafar Panahi, uno de los directores más valientes que existen.
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